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Kyrie Irving… en el nombre del padre

Uno de los nombres propios de la NBA en los últimos años es sin lugar a duda el del base Kyrie Irving. Desde su llegada a la NBA a los Cavaliers como número 1 del Draft de 2011 no ha dejado de maravillarnos su juego.

Probablemente sea uno de los mejores (por no decir el mejor) manejadores del balón de la NBA. Sus habilidades en el dribbling y en sus eléctricos crossover le han hecho acreedor de una fama sólo a la altura de su talento.

Irving junto a Lebron James fueron capaces de vencer a los todopoderosos Warriors del 73-9 y ganaron su papel en la historia en base a una victoria épica en el séptimo partido de las series finales de 2016. En particular el tiro final de Kyrie Irving es ya parte de los momentos decisivos de la liga norteamericana.

Tras la derrota en las finales de 2017 nuevamente frente a los Warriors, Kyrie Irving decidió emprender un nuevo camino que le colocara como líder en un proyecto ganador.

Incluso bajo la alargada sombra de Lebron James, el base de nacimiento australiano llegó a convertirse en una de las grandes estrellas de la liga y como no en unos Cavaliers que no sólo eran los Cavaliers de Lebron pero Irving quería más porque el sabe que tiene baloncesto para ser mucho más que un gran compañero de Lebron James.

A raíz de este punto de inflexión de las Finales de 2017 llegó la dolorosa separación entre las dos estrellas y Kyrie Irving partió hacía un equipo histórico como los Boston Celtics. 

Kyrie se emancipó de Lebron James y firmó por los Boston Celtics

Lebron siempre jugó una papel de mentor con Irving incluso diciendo que le intentaba traspasar su ADN ganador pero la figura en la que se miraba Kyrie no era la de King James sino la de su verdadero mentor personal y deportivo… su padre Drederick Irving.

Drederick fue también jugador de baloncesto pero de infinita menor calidad que su hijo.

Jugó en la liga australiana tras pasar curiosamente por la Universidad de Boston y tras finalizar su carrera se dedicó a formar deportivamente a su hijo pequeño Kyrie, el cual siempre ha declarado que su habilidad para el dribbling y sobre todo para la finalización en contacto de sus penetraciones imposibles vino de la formación realizada con su padre.

En aquella etapa universitaria en Boston Drederick utilizó el número 11.

Ese número es el mismo número que ahora ha elegido su hijo para jugar en los Boston Celtics en un claro homenaje y reconocimiento del amor y trabajado realizado por su padre.

Irving ya utilizó el número 11 en su etapa del Instituto Saint Patrick en New Jersey y en los Cavaliers no pudo llevarlo por estar retirado en honor al lituano Ilgauskas optando por el número 2 (1+1).

¿No veis un cierto guiño del destino entre las dos fotos?

Ahora  ha llegado el momento de que Kyrie Irving triunfe en el nombre del padre…

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