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Aleksandar Radojevic, el gigante que tuvo una segunda oportunidad

El baloncesto y, particularmente, una liga tan exigente como la NBA, no suelen conceder segundas oportunidades, pero Aleksandar Radojevic es el reflejo de una de esas extrañas ocasiones donde un jugador puede tener la segunda oportunidad de triunfar donde una vez ya fracasó.

La historia de Radojevic no es distinta a la de otros Gigantes de la NBA, ya que empezó a jugar al baloncesto con 16 años, una edad tardía para adquirir fundamentos básicos en el baloncesto, nada que no se pueda solventar midiendo 221 centímetros.

Quizás, por encontrar una diferencia con otros hombres a los que su altura les hizo terminar jugando al baloncesto sin ser obviamente una de sus pasiones primigenias, es que Aleksandar Radojevic sí que practicaba otros deportes. Jugó en su juventud tanto al fútbol como al Waterpolo, pero finalmente fue el baloncesto el deporte al que dedicó su vida profesional por las inmejorables condiciones físicas que tenía para ese deporte.

La práctica de esos deportes, le confirió a Radojevic un nivel de agilidad y coordinación superior a las de otros jugadores de sus características físicas, lo cual le hizo que mejorar rápidamente en el baloncesto, tanto como para que le surgieran rápidamente oportunidades de jugar en algún equipo profesional.

Estas llegaron en el KK Lovcen y en el Budućnost Podgorica donde jugó sus primeros partidos esporádicos profesionales con apenas 20 años. Estos partidos inicialmente intrascendentes, condicionaron las siguientes etapas de su vida.

En vez de seguir jugando profesionalmente en Europa y posteriormente presentarse al Draft, decidió intentar jugar en la NCAA para la Universidad de Ohio State, pero el haber jugado profesionalmente al baloncesto en Europa le impidió incorporarse al potente programa deportivo dirigido por Jim O’Brien.

Aleksandar Radojevic con Barton County

Por este motivo Aleksandar Radojevic se incorporó a la Barton County Community College, una universidad con un bagaje prácticamente nulo en el baloncesto.

Sea como sea, terminó jugando allí dos temporadas donde cuajo buenos números con unos promedios de 13 puntos, 7.6 rebotes y casi 4 tapones por partido.

En ese momento saltó la noticia de que el entrenador Jim O’Brien de Ohio State le había dado en torno a 7,000 dólares, lo cual está absolutamente prohibido en el baloncesto universitario, ya que en teoría los jugadores son amateurs y no pueden cobrar por elegir donde jugar. La información surgió colateralmente por el caso de Boban Savovic,  un jugador balcánico que sí que llegó a ser miembro de los Buckeyes de Ohio State y que, presuntamente, tuvo una relación económica con los Roslovic, promotores de la universidad. Al final el caso tuvo más impacto por Radojevic que por Savovic, ya que este nunca jugó en la NBA.

Esta es una de las grandes falacias del deporte en Estados Unidos, ya que precisamente el baloncesto es el camino que toman muchos jóvenes jugadores que provienen de familias con grandes dificultades económicas. Esto hace que cuando salen a la luz casos como los de los Fab Five de Michigan State (particularmente Chris Webber) la gente se rasgue las vestiduras, pero la realidad de la forma de atraer el talento deportivo a las universidades americanas daría para mucho que hablar y debatir.

El lío entre Radojevic y O’Brien, que afirmó que había prestado el dinero al jugador para sufragar los gastos derivados de la grave enfermedad de su padre, terminaron con Radojevic dando el salto al Draft de la NBA en 1999 y con el entrenador de Ohio State despedido. Posteriormente,  O’Brien terminó ganando una demanda millonaria a la propia Universidad de Ohio por su despido improcedente ya que se demostró que no incumplió la normativa de la NCAA.

Tras este episodio propiciado por aquellos «intrascendentes» partidos con el KK Lovcen y en el Budućnost Podgorica, Radojevic fue elegido en la posición número 12 del Draft de 1999 por los Toronto Raptors.

Muggsy Bogues (159 cm) y Radojevic (221 cm) con los Raptors

El pivot de 221 centímetros fue el primer jugador internacional elegido de aquel Draft y el primer jugador netamente interior, lo cual es una muestra de la proyección que se pensaba que podía tener el jugador bosnio.

Las desventuras de Radojevic no habían acabado ni mucho menos, porque a principios de temporada y tan solo habiendo disputado 1 minuto de juego, se lesionó gravemente en una rodilla, lo cual le tuvo fuera de las canchas de baloncesto hasta prácticamente el final de temporada.

En su primer año en la NBA apenas jugó tres partidos y su estela de proyecto de gran jugador se esfumó rápidamente. Los Raptors terminaron deshaciéndose de él traspasándole a los Denver Nuggets y estos, posteriormente, a los Milwaukee Bucks. Estos últimos le cortaron a a principios de la temporada 2001-2002 y la carrera de Radojevic en la NBA parecía terminada tras jugar únicamente tres partidos en dos temporadas en la NBA.

Tras el aparente final de su carrera en la liga norteamericana volvió a Europa y empezó a jugar para clubes de primer nivel como el Union Olimpia esloveno, el Livorno italiano, el Telelekom Bonn alemán y el PAOK griego.

En estos dos últimos destinos mejoró sensiblemente sus números y sus minutos de juego y, como resultado, volvió a recibir la llamada de la NBA. Fueron los Utah Jazz los que en la temporada 2004-2005 intentaron sacar el máximo partido a los 221 centímetros de Radojevic.

Radojevic con los Utah Jazz

En esta ocasión las cosas no fueron mucho mejor en Salt Lake City y, tras jugar 12 partidos  de temporada regular con los Jazz, terminó definitivamente su carrera en los Estados Unidos

En el baloncesto FIBA siguió jugando durante varias temporadas más en las Ligas polaca, griega, búlgara, libanesa y chipriota hasta que en 2012 dejó el baloncesto profesional.

Aleksandar Radojevic tenía maneras y apuntaba a que podría ser un jugador con un rol interesante en la NBA, pero ya bien fuera por su grave lesión en su temporada rookie o por la falta de adaptación al juego de la exigente liga estadounidense, nunca llegó a ofrecer lo que un jugador elegido en el puesto número 12 del Draft de la NBA debería dar.

Ahora bien, en su haber queda que es el único jugador de más de 220 centímetros en tener una segunda oportunidad en la NBA que, desgraciadamente, tampoco consiguió aprovechar.

 

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