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La metamorfosis anotadora de Michael Jordan

Decir que Michael Jordan es uno de los mejores jugadores ofensivos de la historia de la NBA, es simplemente poner sobre la mesa un hecho constatado. No hay espacio para la duda, en una afirmación que describe lo que demostró continuamente a lo largo de su vida profesional en la exigente competición estadounidense pero, ¿Jordan fue siempre un gran jugador ofensivo?, ¿sus números previos a la NBA hacían prever el potencial ofensivo que luego desplegó en sus años como profesional?

La respuesta a estas preguntas se puede analizar observando los registros que existen de sus partidos desde el Instituto Laney, hasta que terminó debutando en la NBA, el 26 de octubre de 1984 frente a los Washington Bullets.

El primer registro de un partido de Michael Jordan que existe en la etapa del Instituto data del 1 de diciembre de 1978 frente al Instituto Pender de Burgaw en North Carolina. Aquel día Michael Jordan consiguió 20 puntos de los 64 que anotó su equipo de Laney para conseguir la victoria.

En ese debut, se pudo observar el potencial de Jordan, pero cuando realmente mostró todo su potencial fue en el siguiente partido frente a East Carteret, donde logró 45 puntos de los 71 de Laney para conseguir también la victoria.

A partir de ese momento y hasta el 29 de enero de 1979 frente a Southern Wayne frente a quien consiguió 44 puntos, Michael Jordan no volvió a superar la treintena de puntos.

Michael Jordan en Laney High

En su primer año en el Instituto Laney promedió 22 puntos en los 13 partidos que jugó y de los que existe una constancia real.

Al año siguiente en la temporada 1979-1980, disputó otros 22 partidos con Laney High en los que consiguió un promedio muy similar de 24.8 puntos por partido, con dos actuaciones especialmente relevantes frente a Goldsboro y Eastern Wayne, donde consiguió respectivamente 40 y 42 puntos.

En su tercer año siguió en una línea de mejora, pero muy similar a las dos anteriores. En este caso jugó otros 23 partidos y promedió 26.8 puntos por encuentro pero, a diferencia de años anteriores, no superó en ningún caso los 40 puntos, quedándose lo más cercano en 39 frente a Kinston y tras conseguir un destacado 17 de 19 desde la línea de tiros libres.

Con ese tercer y último año en Laney, Michael Jordan cerró su etapa en el Instituto con un balance de 58 partidos disputados y un promedio de anotación de 24,98 puntos por partido, lo cual es un gran nivel de anotación, pero no eran unas cifras que parecieran presagiar estar ante el mejor jugador de la historia del baloncesto.

Precisamente, en categorías inferiores, los jugadores más dominantes suelen serlo todavía más, ya que juegan contra chicos menos preparados y que tienen un nivel deportivo muy inferior a nivel comparativo, que el que se pueden encontrar en la etapa universitaria o en la NBA donde, obviamente, el nivel de los jugadores es mucho mejor.

Dean Smith con Michael Jordan antes de entrar a jugar

Con este cartel, Jordan desembarcó en los Tar Heels de North Carolina en la temporada 1981-1982, tras rechazar ofertas de universidades prestigiosas como Duke, o de no ser nunca pretendido por otras como UCLA, donde Michael manifestó que no le hubiera importado jugar si hubiera tenido la oportunidad.

Como rookie en el equipo dirigido por Dean Smith, en los 34 partidos oficiales que disputó durante la temporada regular, Campeonato ACC y la fase final de la NCAA donde se terminaron proclamando Campeones frente a Georgetown, con canasta final de Jordan incluida, Michael consiguió un total de 460 puntos, es decir, un promedio de 13,52 por partido.

Su máxima anotación en partido oficial esa temporada fueron 22 puntos frente a Tulsa, pero en un curioso y olvidado partido de exhibición frente a Yugoslavia, logró 23 puntos para la victoria de los Tar Heels por 77 a 70. Entre los Plavi (azul en serbio), destacó un killer del baloncesto del que seguramente Jordan aprendió algo aquel día, Drazen Dalipagic, que anotó 41 de los 70 puntos de Yugoslavia.

Jordan empezó a ser una figura conocida en el baloncesto por formar parte de un equipo Campeón de la NCAA, aunque realmente el líder de aquel equipo todavía era James Worthy.

Su papel en la final fue especialmente relevante, tanto por sus 16 puntos totales, cómo por conseguir la canasta ganadora del campeonato con un bello tiro en suspensión.

En la temporada siguiente, la 1982-1983, Michael Jordan jugó 36 partidos oficiales tras disputar otros encuentros amistosos durante el verano con el Team USA.

El escolta de los Tar Heels, ya como sophomore, promedió 20 puntos por partido y su mejor anotación fueron 39 puntos contra Georgia Tech.

Los de North Carolina no consiguieron revalidar el título de Campeona de la NCAA, pero habían encontrado en Jordan un auténtico líder del equipo. 

La última campaña en la competición universitaria de Michael Jordan fue la 1983-1984 y antes de iniciar la temporada volvió a jugar con el Team USA unos partidos de Exhibición donde se volvió a cruzar con Yugoslavia, pero también con la Grecia de Nikos (Nick) Galis.

Michael Jordan con el Team USA en 1983

 En los 31 partidos oficiales que jugó en su último año con los Tar Heels, consiguió 19,64 puntos por cita y su máxima anotación fue de 32 puntos frente a uno de sus grandes rivales, North Carolina State, equipo que terminaría quedando a la postre como Campeón de la NCAA en 1983.

Antes de la llegada a la NBA en 1984, Jordan jugó 8 partidos oficiales más, los de los Juegos de Los Angeles 1984, donde se colgaría su primera medalla de oro olímpica.

En esos 8 partidos promedió 17.1 puntos y sus mejores actuaciones fueron en dos partidos donde anotó 20 puntos, frente a Canadá y en la final contra España.

En ese momento de su carrera, Michael Jordan ya había sido elegido en el Draft de 1984 en tercera posición y su bagaje como jugador en la universidad era de 101 partidos disputados en tres años, con un promedio de 17.7 puntos, 5.0 rebotes y 1.8 asistencias. Además su máxima anotación en la NCAA había sido de 39 puntos y en el Instituto de 45.

Con estas cifras, Michael Jordan era un muy buen jugador, pero estaba lejísimos de ser la estrella que posteriormente terminó siendo

Michael Jordan en la presentación con los Bulls

Por comparar las cifras de los 17.7 puntos por partido de Michael Jordan durante toda su etapa en la Universidad, podemos recordar los 30.3 de Larry Bird, los 26.4 puntos de Kareem Abdul Jabbar, los 44.2 de Pete Maravich, los 29.9 de Wilt Chamberlain o los 25.3 de Stephen Curry en Davidson.

Otros jugadores como Lebron James o Kobe Bryant, nunca pasaron por la Universidad y no son evidentemente comparables.

Estos datos demuestran que Michael Jordan, cuando llegó a la NBA, estaba a kilómetros luz de convertirse en el anotador más prolífico de la historia de la NBA, hecho que se constata por ser el jugador con mayor promedio de puntos por partido tanto en liga regular con 30.12 y, en playoffs, tras promediar unos descomunales 33,45 puntos por encuentro, con todo lo que implica anotar esa cantidad de puntos en ese momento de la temporada, cuando las defensas son más intensas.

Es sumamente sorpréndete que un jugador que en toda la Universidad no alcanzó los 40 puntos por partido, llegara a conseguir un record de 69 puntos en temporada regular y de 63 en playoffs.

Además, consiguió anotar en 173 partidos en la NBA, más de 40 puntos, en los cuales consiguió en 31 más de 50 puntos.

Michael Jordan lanzando un tiro libre con los Tar Heels

El cambio y la mejora de Michael Jordan en la NBA fue absolutamente inesperado y, ni los más optimistas, podrían haber podido pronosticar que ese escolta fibroso y atlético de los Tar Heels se convertiría en lo que terminó siendo.

De hecho, siempre se ha puesto como ejemplo de error en el draft la elección de Jordan en tercera posición, pero con estas cifras era absolutamente impredecible suponer que un jugador que promedió en la NCAA 17.7 puntos, terminaría consiguiendo elevar su media de anotación a 30.12 en temporada regular y a 33.45 puntos en playoffs y que sumaría 10 Títulos de máximo anotador de temporada de la NBA

Cuando empezó a desarrollar su carrera profesional, prácticamente  dobló el nivel de anotación de su carrera amateur, lo cual es un fenómeno inédito e inaudito en la historia de la NBA ya que, precisamente, el efecto que suele producirse es el contrario, es decir, que haya un declive en la anotación, tras el paso de la Universidad a la NBA. 

Esa metamorfosis deportiva de pasar de ser un gran jugador, a convertirse en una auténtica máquina ofensiva letal, tuvo probablemente su origen en el rol de liderazgo absoluto que adquirió Jordan tras su llegada a los Chicago Bulls .

El equipo de la Ciudad del viento, empezó a hacer pasar todo el juego ofensivo por sus manos y eso le hizo poder desplegar todas sus capacidades ofensivas, construidas sobre unas condiciones físicas excepcionales.

Primero, el entrenador Kevin Loughery y después Doug Collins, le entregaron las llaves del equipo a Michael Jordan para que hiciera con el juego de los Bulls lo que mejor entendiera, hasta que en la temporada 1989-1990 Phil Jackson se puso al mando de la nave de Chicago, para hacerle ver y comprender, que sería todavía mejor jugador, si era capaz de hacer también mejores a sus compañeros.

Michael Jordan supo transformarse y evolucionar a lo que necesitaba ser para convertirse en uno de los mayores candidatos a ser el mejor jugador de todos los tiempos.

En sus propias palabras: «Algunas personas quieren que algo ocurra, otras sueñan con que pasara, otras hacen que suceda»

 

Si quieres leer más historias sobre Michael Jordan, te recomendamos «Los tres tenores de la NBA»

 

 

Os dejo un vídeo con las mejores jugadas de Michael Jordan. Suscribiros al canal!!

 

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