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Los Rookies que cambiaron la historia de la NBA

Muy pocos jugadores en la historia de la NBA, han sido capaces de cambiar la historia de la liga estadounidense tras su llegada a la competición. Uno de los casos más recordados es el de Magic Johnson en 1980, ya que fue capaz de liderar en su año rookie a los Angeles Lakers a ganar el Título de la NBA.

Como reconocimiento a ese liderazgo y a su épica actuación en las Finales de 1980, asumiendo el peso del equipo tras la lesión de Kareem Abdul Jabbar, Magic se llevó el galardón de ser nombrado el MVP de aquellas Finales frente a los Philadelphia 76ers de Julius Erving. Ese premio le convirtió en el primer y único rookie de la historia de la NBA en recibir tal honor. 

Si ya de por sí, ser el MVP de unas Finales de la NBA está reservado a jugadores únicos, el hecho de ganar ese premio siendo el primer año en la competición de un joven jugador, es todavía más meritorio, aunque como veremos a continuación, este hecho «único» no lo es realmente, ya que antes de la irrupción de un unicornio llamado Magic Johnson, hubo una dupla de rookies que fueron capaces de cambiar la historia de la NBA en su primer año en la liga.

Para encontrar ese hecho histórico, hay que viajar hasta lo albores de la NBA, concretamente a 1957, un tiempo en el que acababa de instaurarse el reloj de posesión y en el que todavía ni siquiera se vislumbraba la existencia futura de un tipo de tiro como el de tres puntos.

Heinsohn y Russell los rookies que cambiaron la historia de la NBA

En aquel momento, Red Auerbach empezaba a tejer a sus históricos Boston Celtics y se hizo en el Draft de 1956 con dos jugadores determinantes, Tommy Heinsohn y Bill Russell.

También llegó en ese Draft otro histórico como K. C. Jones, pero este no se incorporó hasta dos temporadas más tarde por su incorporación al Servicio Militar.

Heinsohn llegó como elección territorial de los Celtics por haberse formado en Holy Cross (Massachusetts) y Russell como traspaso vía St. Louis Hawks a cambio de Ed Macauley y Cliff Hagan.

La cuestión es que estos dos jugadores se incorporaron a un equipo que ya contaba con grandes jugadores como Bob Cousy y Bill Sharman, pero que nunca había llegado ni siquiera a unas Finales de la NBA, a pesar de ser uno de los equipos fundadores de la competición en 1946.

El impacto de Bill Russell y Heinsohn fue tal que, pasaron de 39 victorias en temporada regular y no pasar de las semifinales de División en 1956, a 44 victorias y a llevarse su primer Título de Campeones de la NBA en 1957.

Se podría pensar que quizás el papel de los dos rookies no fue tan determinante como pudiera parecer, pero los números nunca engañan.

Heinsohn fue el máximo anotador de los Celtics en aquellas Finales disputadas a siete partidos y promedió 24 puntos, 12.6 rebotes y 2.1 asistencias por partido. Por su parte, Bill Russell, también dejó unas cifras históricas ya que aportó 13.3 puntos, 22.9 rebotes y 3.1 asistencias cada noche.

Si no hubiera sido por la excelente aportación defensiva y ofensiva ambos jugadores, los de Boston no habrían podido superar a los Hawks del todopoderoso Bob Pettit.

Russell, Auerbach y Heinsohn

Claramente, Tommy Heinsohn y Bill Russell fueron los Rookies que cambiaron la historia de la NBA, haciendo pasar a los Celtics de ser un buen equipo, a los más dominantes de la historia de la competición estadounidense.

Los motivos por los que esta actuación de ambos jugadores no ha pasado a la historia con mayor relevancia han podido ser varios.

Entre ellos, se puede destacar el hecho de ser unas finales de la década de los 50’s, o no ser una actuación individual de un jugador concreto sino coral de ambos jugadores, o el propio paso a la historia de aquellos Celtics como un colectivo con sinergias positivas más allá de lo individual, o incluso el mero hecho de no existir el premio a MVP de las Finales de la NBA (creado en 1969).

Sea como fuere, los primeros rookies que cambiaron la historia de la NBA fueron Heinsohn y Bill Russell que, además, terminarían creando una auténtica Dinastía deportiva, lo cual no resta merito al histórico hito de Magic Johnson, pero sí que nos recuerda que la NBA no comenzó con la televisión a color.

Curiosamente, ambos jugadores terminaron siendo entrenadores de los propios Boston Celtics.

 

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