Hablando de BasketNBA

Tyler Herro, la inconfundible sonrisa del jugón

Desde que comenzó la extraña temporada 2019/2020 todos los focos de los rookies se pusieron sobre el todopoderoso Zion Williamson. La estela y la fama previa del jugador de Duke eclipsaron al resto de jóvenes jugadores de su clase del Draft. Este parecía que iba a ser el año I de la era Zion, pero sus problemas con las lesiones han minado su eclosión deportiva en la NBA.

La desaparición de la ecuación de Williamson, hizo que Ja Morant, el hombre descubierto en el baloncesto por una bolsa de Doritos, puso sobre sus hombros la responsabilidad de que su «camada» alcanzara el nivel que todo el mundo preveía tras las noche del Draft del 20 de junio de 2019 en el Barclays Center de Brooklyn.

Jugadores como Kendrick Nunn, Coby White, Brandon Clark (compañero de Morant) o el Warrior Eric Paschall se han convertido en algunos de los jugadores más destacados de primer año en la NBA, pero ninguno de ellos tiene ese factor X de los especiales como sí que tienen Ja Morant o el propio Zion.

Sin embargo, hay otro jugador que bajo la estirpe de la «buena fortuna» de ser elegido en el posición del número 13 del Draft como antes lo fueron Kobe Bryant, Karl Malone o más recientemente Donovan Mitchell, está triunfando en la NBA.

Ese hombre es Tyler Herro, un escolta anotador con instinto killer de máximo nivel.

Es muy importante reseñar que Herro recaló en una franquicia en la que cualquier otro rookie hubiera tenido una gran dificultad en hacerse paso, ya que hay muchos jugadores de gran calidad en su posición y con condiciones similares.

Desde el propio Jimmy Butler, pasando por Goran Dragic, el excelso tirador Duncan Robinson, el veterano Andre Iguodala, el atlético Derrick Jones o el polivalente Jae Crawder. Una nómina de jugadores que cubrían casi todo lo que cualquier rookie recién llegado pudiera aportar. La cuestión es que Herro no es cualquier rookie.

Desde los primeros partidos de la temporada demostró no tener ningún tipo de miedo, ni complejo a la hora de asumir protagonismo en el juego.

Me recordó a Juan Carlos Navarro, pero con un físico más poderoso y con el inconfundible estigma de la sonrisa del jugón que bautizó el recordado Andrés Montes.

Tyler Herro es de esos jugadores que cuando le ves jugar sabes que es talento puro y eso le hace que su juego fluya de forma natural, ya sea en un partido intrascendente de temporada regular o en el último minuto de un partido de playoffs, porque este tipo de jugones disfrutan con la presión, ya que ese es su medio natural favorito.

En sus propias palabras… «No puedes sobrevivir en esta Liga si no tienes confianza» y de eso Herro va sobrado.

Tan solo hemos visto la punta del iceberg… la NBA necesita nuevas estrellas y una de ellas se llama Tyler Herro.

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