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La agresión más impactante de la historia NBA

Desde que en 1946 la NBA empezara a producir espectáculo deportivo, muchas han sido las trifulcas, peleas y encontronazos que han ocurrido en la liga. Tipos de más de 2 metros y 100 kilos se enfrentan cada noche en las canchas de la NBA y de una forma u otra, parece inevitable que surjan situaciones de conflicto. Ahora bien, ninguna de ellas es recordada como la agresión que tuvo lugar un infausto 9 de diciembre de 1977.

Afortunadamente el acto que vamos a relatar tuvo un final relativamente feliz porque aquella noche se pudo vivir una auténtica tragedia.

Corría la temporada 1977-1978 y por aquel entonces Kareem Abdul Jabbar ya había tenido una seria trifulca con el pivot Kent Benson en la que se había roto la mano de dar un puñetazo al pivot de los Bucks.

Jabbar estaba recibiendo más leña de la habitual y se le notaba especialmente crispado.

La noche del 9 de diciembre de 1977 se enfrentaron en el Forum de los Angeles, los Lakers frente a los Rockets.

En aquel partido Kareem y el pivot de los de Houston, Kevin Kunnert, se pasaron todo el primer tiempo con enganchones y codazos. Curioosamente Kunnert y Benson eran pivots blancos de un corte físico muy similar.

Tal fue el nivel que se alcanzó de tensión que en una de la primeras jugadas del segundo tiempo, ambos jugadores volviendo de una canasta a otra se enzarzaron a mitad de pista.

Jabbar tenía agarrado a Kunnert y el cuatro de los Lakers Kermit Washington había llegado a la altura de los dos jugadores con intención de no dejar acercarse a ningún otro jugador de los Rockets.

En ese momento llegó corriendo con intención de separar una de las estrellas de la liga de la época, Rudy Tomjanovich, pero todo se desencadenó de una forma inesperada.

Kermit Washington lanzó un inesperado y brutal derechazo a Tomjanovich que le dejó literalmente K.O. sobre el centro de la pista en una agresión sin razón y absolutamente salvaje

Aquel puñetazo seco golpeó directamente sobre la zona nasal de Tomjanovich fulminandole de forma instantánea.

El sonido del golpe, según cuentan, se pudo escuchar en el pabellón e hizo pensar lo peor.

Kareem Abdul Jabbar definió el sonido como un melón reventando contra un muro de hormigón. Nunca olvidaré ese sonido.

El resultado fue un charco de sangre y un tiempo eterno con Tomjanovich sobre el suelo sin moverse.

Finalmente se levantó pero las lesiones eran de tal gravedad que fue rápidamente trasladado al hospital de Los Angeles.

Allí le diagnosticaron fractura de cráneo, mandíbula, tabique nasal y conmoción cerebral severa… cuadro tipo que podría haber sido del impacto en un accidente de tráfico contra un parabrisas.

El cerebro tuvo una ligera perdida también de líquido espinal siendo operado para que finalmente su vida no corriera peligro alguno.

La noticia tuvo todavía un impacto mayor ya que Rudy Tomjanovich era una de las grandes estrellas de la liga.

Llevaba siendo All Star cuatro temporadas consecutivas y estaba promediando más de 20 puntos por partido.

Aquel puñetazo marcó el destino de ambos jugadores ya que la vida cambió tanto para Kermit Washington (sancionado durante 60 días y un total de 26 partidos) como para Rudy Tomjanovich.

El jugador de los Rockets nunca volvió a ser el mismo teniendo que pasar en múltiples ocasiones por el quirofano para operaciones de reconstrucción facial.

Un sólo instante de perdida de control marcó la carrera de dos jugadores que ni siquiera habían iniciado aquel incidente.

Lo mejor de aquella infame y brutal agresión de Kermit Washington, fue que Tomjanovich no perdió la vida pero aquella noche, la NBA vivió uno de los momentos más negros de su historia.

Este es el vídeo:

En el 25 aniversario de aquel incidente ambos jugadores se reunieron y recordaron la lamentable agresión.

El incidente pasó y no se puede olvidar pero el odio y el rencor deben dar paso al perdón y a la reconciliación.

Os dejo el link de la entrevista completa del reencuentro de los dos protagonistas del puñetazo más celebre de la historia de la NBA

El paso del tiempo cierra siempre las heridas…

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