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Andrew Toney, el otro estrangulador de Boston

Uno de los grandes puntos de inflexión de la historia de la NBA tuvo lugar en el comienzo de la década de los 80’s. La llegada a la competición de Larry Bird y Magic Johnson en 1979 reavivó una de las grandes rivalidades de todos los tiempos, los Celtics vs. Lakers, aunque tanto los Rockets, como los Philadelphia 76ers también fueron esenciales para entender aquel cambio de era, de la mano de grandes jugadores como Moses Malone, Julius Erving y… Andrew Toney.

Desde la Conferencia Oeste, los Lakers jugaron 8 Finales de la NBA de 1980 a 1989 y los Rockets 2, mientras que, desde la Conferencia Este, los Boston Celtics disputaron 5 Finales, los 76ers 3 más y al final de la década, los Detroit Pistons, sumaron las dos últimas de aquella década.

Como se puede observar, no hubo una gran diversidad de aspirantes al Título durante aquellos años y los Lakers y los Celtics dominaron la competición, aunque los Philadelphia 76ers, los Rockets y los Pistons también plantaron cara.

Uno de los jugadores clave de aquella época fue Moses Malone ya que, tanto desde Houston (MVP en 1982), como desde Philadelphia (MVP en 1983), fue capaz de vencer tanto a Lakers, como a Celtics, eso sí, de forma puntual.

Otro de los grandes de aquella época dorada del baloncesto fue Julius Erving (Dr. J), que forjó su legado más allá de la ABA con, entre otras muchas cosas, el MVP de 1981.

Los MVP de aquellos años, Julius Erving y Moses Malone, se unieron en los 76ers en la temporada 1982-1983 para acabar con la tiranía deportiva de Celtics y Lakers.

Malone predijo una victoria con un «Fo Fo Fo (4-0, 4-0 y 4-0)» en los Playoffs, que acabó siendo un «Fo Fi Fo (4-0, 4-1 y 4-0)», pero el éxito del Título de 1983 llegó igualmente.

Todo el mundo recuerda al Dr. J y a Mo Malone, pero aquel Título tuvo otro jugador clave, Andrew Toney, el hombre que terminaría siendo apodado como «El Estrangulador de Boston».

Andrew Toney defendido por Larry Bird

Evidentemente, ganarse un apodo que te pone al nivel de uno de los mayores asesinos en serie de la historia de Estados Unidos, que no ha tenido precisamente pocos, es una tarea digna de exaltación, enaltecimiento y, sobre todo, recuerdo.

La historia de Toney es la de uno de esos grandes «What if», que también vio mermada su carrera por las lesiones pero que, a la par y para mayor infortunio, fue opacada por ser contemporáneo de estrellas del nivel de Magic Johnson, Larry Bird, Kareem Abdul Jabbar, Moses Malone o Julius Erving.

El tiempo ha ido borrando su figura y su recuerdo, tanto por que tuvo un final de carrera que se fue diluyendo poco a poco por sus lesiones, como por el brillo cegador de esas grandes estrellas de la época que no dejan ver otros grandes legados.

Todo comenzó en la temporada 1980-1981, cuando los Philadelphia 76ers seleccionaron a Andrew Toney en la octava posición del Draft de 1980, a través de una elección derivada de un traspaso previo con los Pacers.

Los 76ers venían de perder las Finales de la NBA de 1980 tras unos traumáticos playoffs donde terminó emergiendo la figura de un rookie de 206 centímetros llamado Magic Johnson, que firmó el primer Título de su carrera y el hito único de hacerse con el MVP de las Finales de la NBA, a pesar de ser debutante en la competición.

Los 76ers buscaban un anotador que complementara el juego de Julius Erving y eligieron a Toney que acaba de firmar 26.1 puntos por partido en su última temporada en la Universidad de Louisiana en Lafayette.

Andrew Toney con los Ragin’ Cajuns de Lousiana

Desde el primer momento en los primeros entrenamientos con los Sixers, Toney demostró su potencial y no tardó en ganarse un hueco en el quinteto titular del equipo y se ganó el respeto de Dr. J, que le empezó a tratar como su protegido.

Su capacidad atlética y su fuerza, le hacían un jugador extremadamente difícil de parar cuando encaraba al aro y decidía penetrar hacia canasta, a lo que añadía como continua alternativa, un tiro en suspensión muy vertical.

La altitud de su salto, más su mecánica de lanzamiento, ejecutada desde una posición muy superior a la altura de su cabeza, le convertía en un jugador muy difícil de taponar, a pesar de medir solo 190 centímetros.

Si a todo esto se le suma que era un jugador bastante frio, el resultado era el de un auténtico depredador ofensivo.

Ganarse minutos en aquel equipazo que tenían los 76ers no era nada sencillo, pero Toney consiguió hacerse su lugar tanto empezando como titular, como saliendo desde el banquillo a mantener el nivel ofensivo del equipo cuando Erving, Hollins o Cheeks descansaban.

Su aura de gran jugador ofensivo le acompañó desde su llegada a la NBA, pero su leyenda se forjó en el Boston Garden, en los momentos de la verdad, cuando los 76ers se jugaban el todo o nada con el gran aspirante al Título de la Conferencia Este, los Celtics de Larry Bird.

Andrew Toney defendido por Chris Ford

En su primera temporada en la NBA, en la Final de la Conferencia Este contra los Celtics, promedió 19.1 puntos, 3.7 rebotes y 3 asistencias por partido, tan solo por detrás de Julius Erving que promedió 19.9 puntos.

Dr. J fue titular en todos los partidos de la serie y Andrew Toney en  ninguno.

Los 76ers perdieron las Finales de Conferencia por 4 a 3 frente a unos Celtics que acabarían siendo Campeones de la NBA, pero en Boston ya sabían que volvía a haber un asesino en serie en su área metropolitana aunque, afortunadamente, esta vez era solo era en lo meramente deportivo.

Al año siguiente, el crecimiento deportivo en la NBA de Andrew Toney siguió en ascenso y tuvo su cenit en las Finales de Conferencia Este, donde se volvieron a encontrar los Philadelphia 76ers frente a los Boston Celtics.

Dicen que el asesino siempre vuelve a la escena del crimen y Andrew Toney refrendó esa frase popular en el Boston Garden.

La diferencia es que, en esta ocasión, el «otro estrangulador de Boston» consumó el asesinato deportivo y acabó con los Celtics a modo de «vendetta» del año anterior.

Los aficionados de Boston vieron como promedió 22.1 puntos, 3 rebotes y 4.4 asistencias por cada uno de los siete partidos que duró la serie, poniendo un broche final de 34 puntos en el séptimo y último partido de aquellas Finales.

Toney lanzando en el Garden frente a Robert Parish

Ese último partido se disputó en el Boston Garden ante los 15,320 espectadores que asistieron al último asesinato del «estrangulador de Boston» y que terminaron cantando y dando origen al famoso «Beat L. A.» para que los 76ers vencieran a su archienemigo de la Costa Oeste.

Ese resultado no se produjo y los Lakers se terminaron imponiendo frente a los Philadelphia 76ers por 4 a 2, aunque Andrew Toney volvió a ser el mejor anotador de las Finales con 26 puntos y 7.8 asistencias por partido.

Al año siguiente, los de Pennsylvania se hicieron con los servicios del todopoderoso Moses Malone, que guió a los 76ers, junto a Julius Erving, Andrew Toney, Maurice Cheeks y Bobby Jones, a la tierra prometida del deseado Título de la NBA.

En aquellas Finales, en las que los 76ers barrieron a los Lakers de Kareem y Magic por 4-0, Toney volvió a ser uno de los jugadores claves tras promediar 22 puntos por partido, tan solo por detrás de los 25.8 de Moses Malone.

Esa misma temporada y la siguiente consiguió ser nombrado All Star y se convirtió en uno de los jugadores ofensivos más temidos de la NBA, tanto como para que los propios Boston Celtics ficharan a un especialista defensivo como Dennis Johnson para poder contrarrestarle.

La exitosa carrera de Andrew Toney le estaba convirtiendo en uno de los grandes nombres de la Liga, tanto como para renovar con los 76ers por siete años y 4,730,000 dólares en 1984, pero a finales de la temporada 1984-1985 empezó a tener una serie de dolores en las plantas de los pies que le impedían jugar con normalidad.

Andrew Toney en un tiro en suspensión

Desde esa temporada hasta su último partido en la temporada 1987-1988 apenas pudo volver a jugar un total de 87 partidos, muy lejos del nivel que le llevó a ser llamado el «estrangulador de Boston».

Aquella lesión era difícilmente detectable ya que eran fracturas por estrés en los huesos de la planta de los pies y hasta que se aclaró este problema surgieron multitud de controversias.

Harold Katz, el propietario de los Philadelphia 76ers, fue uno de los más críticos por Toney ya que entendía que podía seguir jugando al no terminar de concretarse la gravedad de su lesión.

Entre Katz y Toney surgieron multitud de problemas personales derivados de la situación del jugador y que hizo que la propia ciudad de Philadelphia se dividiera en dos.

Se dijo que Katz se dirigió a él con insultos raciales y que le instó en varias ocasiones a que forzara su retirada para que los 76ers pudieran cobrar el seguro que existía por el jugador.

Se llegó incluso a especular que los problemas de Andrew Toney venían derivados del consumo de drogas, e incluso, como relataba el Chicago Tribune en 1988, la propia NBA le hizo un test antidrogas teóricamente instigado por los propios 76ers con la finalidad de poder recuperar el dinero del contrato firmado en 1984, aunque la NBA nunca lo confirmó y los Sixers siempre lo negaron, pero las pruebas existieron y con resultado negativo.

Andrew Toney con el 22 de los 76ers

Bajo la política de aquella época de drogas de la NBA, si un jugador no entraba motu proprio en el programa de rehabilitación de drogas y daba positivo en un test, se le prohibía jugar en la liga durante al menos dos años y su contrato se anulaba, precisamente lo que deseaba Katz.

Los problemas de Toney en las plantas de sus pies nunca terminaron de solucionarse y tuvo que dejar de jugar porque aquel dolor le estaba «matando» ya que las fracturas por estrés seguían ahí.

El problema era real y no tenía nada que ver con el consumo de estupefacientes, como pretendió mostrar el propietario de los 76ers durante aquellos años para que se retirara o se anulara su contrato para recuperar el dinero con el que se firmó a Toney.

En cuanto a su legado deportivo, muchos de sus contemporáneos consideran que podría haber sido un Hall of Fame sin lugar a duda, pero su carrera en buen estado físico se limitó a 5 temporadas en las que no llegó a los 400 partidos, a los que sumó otras 3 temporadas más lesionado para un total de 468 partidos en la NBA.

Como ejemplo del nivel de juego del «estrangulador de Boston»,  Danny Ainge llegó a decir:

«Temía a Andrew Toney incluso más que a Michael Jordan».

Andrew Toney defendido por Danny Ainge

Otro ejemplo de lo que representó Toney lo manifestó su compañero en los 76ers Charles Barkley:

«Andrew Toney es el mejor jugador con el que he jugado. Cuando llegué por primera vez a Filadelfia, todos me preguntaban: ‘¿Cómo está el Dr. J? ¿Cómo es Moses? ¿Qué tal Maurice Cheeks? y les dije todos son muy buenos, pero esperen hasta que vean a Andrew.

Larry Bird también dijo de él en una entrevista junto con Kevin McHale:

«Ese fue uno de los mejores tipos contra los que he jugado, y nunca se oye hablar de él. Ese chico fue increíble contra nosotros»

Michael Cooper, uno de los grandes especialistas defensivos de la NBA y clave en los Lakers del Showtime, también le reconoció como uno de los jugadores más difíciles de defender en su carrera, sobre todo, cuando le metió 46 puntos puntos a los Lakers partiendo desde el banquillo el 7 de marzo de 1982.

Por último, también Julius Erving tuvo palabras muy especiales para Andrew Toney, del que dijo «No hay forma legal de detener a Andrew Toney»

Andrew Toney, es uno de esos grandes jugadores que ha sido olvidado por el inexorable paso del tiempo y, sobre todo, por aquel final de su carrera tan largo y controvertido, derivado de sus lesiones en los pies y del cuestionamiento y de la falta de empatía de la directiva de los 76ers.

Aquellos hechos terminaron dañando la imagen deportiva de un hombre que consiguió ser temido en una de las canchas más difíciles y hostiles de la historia de la NBA, el Boston Garden, donde los más viejos del lugar, todavía se estremecen al recordar al otro «estrangulador de Boston».

 

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