El día que Nick Van Exel perdió los papeles
Jugar en una liga tan competitiva y exigente como la NBA, requiere tener ciertos equilibrios personales y profesionales que hagan que el jugador pueda estar cien por cien centrado en el deporte. La exigencia máxima de la competición, hace que los jugadores puedan, en ciertas ocasiones, llegar a situaciones límite y tener reacciones dentro de la cancha impropias de un profesional, como le pasó a Nick Van Exel el 9 de abril de 1996.
Es indudable e incuestionable la calidad de un jugador como Nick Van Exel, pero su carácter le pasó una mala jugada en un momento clave para los Lakers en la temporada 1995-1996.
Aquel año, los Lakers estaban en una senda de crecimiento de la mano de jóvenes jugadores como el propio Van Exel y Eddie Jones, a los que se había sumado en una segunda etapa en la NBA, el gran Magic Johnson.
Los Lakers estaban en plena reconstrucción tras la exitosa era del Showtime y parecía que iban a ser unos duros aspirantes en la Conferencia Oeste, pero aquel 9 de abril se dinamitó todo, cuando a falta de 3 minutos y 23 segundos, tras una falta cometida sobre Dale Ellis, se desarrollaron una serie de acontecimientos lamentables para la historia de la NBA.
Nick Van Exel empezó a discutir la falta con el árbitro Ron Garretson y este le pitó una primera técnica, lo que hizo que el base de los Lakers, perdiera todavía más los papeles persiguiendo al árbitro hasta la mesa de anotación.
En ese momento, Van Exel llamó a Garretson «pequeño enano», lo que sirvió de detonante para que el colegiado le pitara la segunda técnica y para que le echara del partido definitivamente.
Van Exel enloqueció y embistió con su antebrazo al arbitró lanzándolo sobre la mesa de anotación.
Acababa de acontecer una de las agresiones más flagrantes e impactantes de la historia de la NBA ya que, hasta ese momento, en muy pocas ocasiones se había producido un hecho de similares características contra un árbitro, aunque curiosamente unos días antes, otro jugador de carácter «especial» como Dennis Rodman, había tenido otro conato de agresión tras lanzar un cabezazo a otro árbitro.
La NBA fue implacable con Van Exel y decidió sancionarle con una multa de 25.000 dólares y 7 partidos de suspensión, lo que le llevó realmente a perder 187.000 dólares, los 25.000 de la sanción y el resto de salario que no percibió durante la sanción.
La situación fue tan grave y evidente, que ni la propia franquicia angelina, ni sus propios compañeros, pudieron apoyar ni excusar la lamentable actuación de Van Exel.
En este sentido una voz tan representativa de los Lakers como la de Jerry West dijo: “He dedicado 35 años, toda mi vida, a este juego y a esta liga, y creo que es imperativo que la NBA aborde la increíble cantidad de incidentes que están socavando el profesionalismo de esta competición. Personalmente, estoy avergonzado y me disculpo con nuestros fans por esta imagen de un jugador de los Lakers”.
Del mismo modo, el propio Magic Johnson que vivió el altercado en primera persona a unos escasos par de metros de distancia, sentenció: “Es inexcusable”.
A lo que añadió posteriormente: “Simplemente no hagas eso. Ahora vas a tener que sentarte. . . el resto de la temporada. Justo cuando pensaba que éramos inteligentes»
Van Exel se perdió todo lo que restaba de aquella temporada regular y volvió justo en el primer partido de Playoffs, frente a los Houston Rockets de Hakeem Olajuwon y Clyde Drexler, que dieron buena cuenta de los Lakers por 3 a 1.
Precisamente ese primer partido de la primera ronda, fue particularmente malo para Van Exel, ya que acabó con tan solo 5 puntos y un paupérrimo balance de un único tiro anotado de 11 intentos en 32 minutos de juego.
Ese primer encuentro fue en Los Angeles y los Lakers perdieron la ventaja de campo tras caer por un ajustado 83 a 87. Esa noche aciaga del Nick The Quick terminó condicionando claramente los acontecimientos y el resultado final de la serie.
Aquel día de furia de de Van Exel, le estigmatizó para toda su carrera ya que a pesar de ser siempre recordado como un gran jugador que no terminó de encontrar su lugar en la NBA, también pasó a ser recordado, como el autor de una de las agresiones más impactantes de la historia de la competición estadounidense.
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