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Jeff Hornacek, el tirador letal más familiar

¿Un tirador en el mundo del baloncesto, nace o se hace? Existen seguramente opiniones que afirmen uno u otro supuesto, pero intentando ser más o menos objetivo, desde mi punto de vista, se hace, ya que aunque un jugador pueda tener un talento más o menos innato para jugar al baloncesto, hay cosas que se mejoran sí o sí con el entrenamiento. Ahora bien, si no se entrena y si, además, no se hace de una forma más o menos sistemática, es muy difícil que se puedan recoger resultados como en el caso de Shaquille O’Neal por ejemplo. En el lado opuesto de la balanza, hay otros muchos jugadores y uno de ellos es, sin lugar a duda, Jeff Hornacek.

El jugador de origen checo formado en la Universidad de Iowa State, llegó a la NBA en el puesto 46 del infausto Draft de 1986, lo cual es bastante significativo en cuanto a las expectativas que había puestas en él y en su posterior desarrollo profesional.

Fueron los Phoenix Suns los que apostaron por un escolta bajo, de tan solo 190 centímetros, con una buena visión de pase y un nivel de tiro bastante bueno, pero a kilómetros luz de lo que posteriormente se terminaría convirtiendo. De hecho, en sus tres primeros años en Phoenix nunca pasó de un 33% de acierto en el triple, marcando un suelo del 27,9 % en su año de rookie.

En tiros libres, en el mismo periodo comparado de sus primeros años en los Suns, sus porcentajes fueron mucho mejores que desde el triple, pero lejos de los que tendría en sus mejores años en la NBA. En su primera temporada anotó un 77,7 % hasta un 82,2 % de la tercera.

Jeff Hornacek en sus primeros años en Phoenix

Jeff Hornacek tenía unos buenos porcentajes de tiro, pero todavía no había alcanzado el nivel de excelencia que tendría a partir de su cuarta temporada en la NBA.

La evolución de Hornacek fue de tal nivel que, en el resto de su carrera, llegó a promediar un 88,8% desde la línea de tiro libre y un 41,2 % desde la línea tres puntos, lo cual demuestra que encontró un camino de mejora que le hizo pasar de ser un buen jugador, a ser un jugador All Star como consiguió en 1992 con los Phoenix Suns y, a ser un hombre clave, en los Utah Jazz que llegaron a estar cerca de destronar a Michael Jordan, en las Finales de 1997 y 1998.

La cuestión es, ¿cómo se llega a conseguir pasar de ser un buen tirador, a un tirador letal?. La primera respuesta intuitiva y, además, potencialmente cierta es la del entrenamiento y dedicación máxima, pero siempre hay un algo más que puede ser el elemento diferencial del éxito.

En el caso de Hornacek, hubo dos cuestiones clave en su mejora que el mismo destacó en una entrevista en Fox Sports.

La primera de ellas fue entrenar con su compañero en los Suns, Walter Davis. El alero seis veces All Star y que tiene el número 6 retirado por la franquicia de Arizona, fue un excelente tirador de media distancia y le dio una clave de mejora para su forma de tirar que Hornacek terminó adaptando y utilizando para mejorar sus porcentajes.

En palabras del propio Hornacek: «Cuando atrapaba la pelota Walter, siempre la rotaba en su mano», así que le pregunté … «Walt, ¿qué estás haciendo? ¿Por qué parece que ni siquiera estás atrapando la pelota, verdad?, a lo que le respondió Davis… «Bueno, estoy alineando las costuras».

Walter Davis haciendo un tiro de media distancia

Hornacek empezó a hacer eso y le ayudó a ganar consistencia y efectividad con el tiro.

Como él mismo relató: «Si siempre pones la punta de los dedos en esa costura, sabes cómo sale de tu mano». «Si lo atrapas a mitad de la pelota, es un poco más resbaladizo».

En conclusión, si inicio del tiro era siempre el mismo al cogerlo de la misma forma y en el mismo punto, la efectividad aumentaba mucho porque la mecánica era más precisa. Si cogía en otra posición el balón, el lanzamiento podía oscilar un poco en el inicio, lo cual a estos niveles de búsqueda de la excelencia, fue muy importante para Hornacek.

La segunda cuestión que destacó Jeff Hornacek fue algo menos técnico que el consejo de Davis, fue algo más lógico y, quizás, más intuitivo.

Un día entrenando con su mujer Stacy, los tiros no le entraban con continuidad y su mujer le sugirió algo que puede parecer obvio, pero que le abrió la mente a Hornacek. Le dijo, “Mientras apuntes al aro, la pelota irá en esa dirección», entonces comenzó a hacerlo y los tiros no pararon de entrar.

El nivel de mecánica de tiro que llegó a alcanzar Jeff Hornacek, le llevó incluso a ganar dos veces el Concurso de triples de la NBA, en 1998 y en el año 2000, ante rivales del nivel de Reggie Miller, Dale Ellis, Glen Rice, Hubert Davis o Ray Allen.

Curiosamente, lo más conocido del lanzamiento de Jeff Hornacek, no está en su mecánica de tiro, si no en el ritual previo que mantenía antes del lanzamiento de tiro libre y por el que se hizo particularmente famoso.

Jeff Hornacek acariciándose la cara en un tiro libre

En el ritual previo al lanzamiento, se tocaba tres veces la mejilla derecha y lo hacía como forma de saludar a sus tres hijos que le estaban viendo por televisión.

Los hijos de Hornacek llamados Ryan, Tyler y Abby, siempre le pedían que les saludara por la tele y éste ideó acariciarse la cara cuando lanzaba un tiro libre, porque sabía que en ese momento la televisión le haría un primer plano en el que se le vería.

De esta forma tan original, el excelente tirador que jugó en los Phoenix Suns, Philadelphia 76ers y Utah Jazz saludaba a sus hijos en cada partido y al mismo tiempo mejoraba su concentración en el tiro libre.

Su última temporada en activo, la 1999-2000, anotó 171 de los 180 tiros libres que lanzó, lo que le llevó a un 95% de acierto y a ser el mejor lanzador de tiros libres de la NBA esa temporada y a convertirse en uno de los mejores de la historia.

En cuanto a los triples, su última temporada acabó con un 47,8 % de acierto, tan solo por detrás de Hubert Davis con el 49,1 %. 

Curiosamente, acabó su vida deportiva con los mejores porcentajes de tiro libre y de tres puntos de su carrera… algo insólito y escasamente frecuente en la historia de la NBA.

 

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