Los Blazers de los 90’s, la Dinastía perdida de la NBA
Para elevar a un equipo de cualquier deporte profesional a la categoría de «Dinastía», es necesario que se haya alcanzado el éxito de ganar varios Títulos de Campeón. Aunque no existe un consenso sobre esta catalogación, la mayoría de fuentes, hablan de alcanzar, al menos, tres Títulos Campeón en un periodo máximo de cinco años, lo cual es un objetivo sumamente complicado en ligas con el nivel de competitividad de la NBA. En este caso, vamos a recordar a los Blazers de los 90’s, un equipo que pudo llegar a serlo, según las palabras y recuerdo de un grande como Clyde «The Glide» Drexler.
La historia suele recordar tan solo a los Campeones, aunque en esta ocasión, lo que pudieron ser aquellos Portland Trail Blazers siempre ha sido objeto de análisis en esa categoría llamada «Basketficción» del famoso «What if…». Para ello, es muy importante para recordar a aquel equipo que pudo ser histórico, contextualizarlo en el escenario de aquella NBA.
A finales de los 80’s y principios de los 90’s, la liga estadounidense estaba viviendo un relevo generacional en el que los míticos Boston Celtics de Larry Bird, Kevin McHale y Robert Parish, junto a los Lakers del Showtime de Magic, Worthy y Kareem, estaban dejando paso a los emergentes Detroit Pistons, Chicago Bulls, Phoenix Suns y a los propios Portland Trail Blazers.
El tiempo de Magic y Bird y de los Celtics vs. Lakers estaba llegando a su fin, aunque estos últimos se resistían gracias a un Magic Johnson en modo MVP, que terminaría colgando las botas en 1991 por ser portador del VIH.
Era el tiempo del relevo en el dominio de la NBA y los Blazers parecían el mejor candidato desde la Conferencia Oeste.
Los de Portland liderados por un excelso Clyde Drexler y con jugadores de la talla de Jerome Kersey, Terry Porter y Kevin Duckworth, mejoraban año tras año, incluso consiguiendo su entrenador, Mike Schuler, ser nombrado Mejor Entrenador del año en 1987, lo cual implica necesariamente, que el equipo que se dirige funciona, aunque no tanto como deseaban los directivos de los Blazers ya que, a mediados de la temporada 1988-1989, fue despedido.
El sustituto de Schuler fue el entrenador asistente de los propios Blazers, Rick Adelman, que reforzó el juego defensivo y la capacidad reboteadora del equipo para poder sacar rápidos contraataques finalizados por el exponente más atlético de la Phi Slama Jama, Clyde Drexler.
Ese cambio en el banquillo fue un auténtico punto de inflexión en el porvenir de los de Oregon ya que, los siguientes años de Adelman en el banquillo, fueron de un gran éxito para los Blazers.
La temporada 1989-1990 fue la primera completa de Adelman en el banquillo y supuso la llegada a la franquicia de jugadores consagrados como Buck Williams y de rookies como Cliff Robinson o el croata Drazen Petrovic.
El Genio de Sibenik había sido elegido en el puesto 60 del draft de 1986 por los propios Blazers, al igual que el gigante lituano Arvydas Sabonis, que también había sido elegido por los de Portland en el mismo Draft, pero en el puesto 24.
En aquel draft de 1986, los Blazers se hicieron con dos de los mayores talentos de todos los tiempos del baloncesto europeo, Sabonis y Petrovic. Ambos jugadores formaron parte en algún momento de la plantilla de los Blazers pero, lamentablemente, nunca llegaron a coincidir, ni a vivir los mejores momentos de sus carreras en Portland.
Ambos jugadores retrasaron su llegada a la NBA desde su elección en el draft. Primero llegó Petrovic en 1989 y más tarde lo haría Sabonis en 1995. El croata desembarcó en la NBA como la mayor estrella del baloncesto europeo pero, en aquel momento, aquello no significaba mucho en liga estadounidense.
Petrovic tuvo pocas oportunidades, aunque hay que tener también cuenta, que recaló en un equipo en el que ya se contaba con Clyde Drexler, probablemente el segundo mejor escolta de la época en la NBA, tras Michael Jordan.
Aquello condicionó su explosión en la NBA, ya que pasó de ser el jugador de referencia en el Real Madrid, a disputar 12 minutos por partido jugando siempre desde el banquillo.
El valor real que pudo haber tenido Drazen Petrovic en aquel equipo se evidenció tras su marcha a los Nets, donde se convirtió en una estrella de la NBA, hasta su fallecimiento el 7 de junio de 1993.
Los Blazers no supieron aprovechar a un arma letal como Petrovic y no consiguieron atraer en aquellos años a un pivot dominante como Arvydas Sabonis, que en esos años pasó de jugar en el Zalgiris, al Forum Valladolid y, finalmente, al Real Madrid.
Tras la grave lesión en el talón de Aquiles de Sabonis, los Blazers se implicaron especialmente en su recuperación pero, a pesar de ello, no consiguieron llevar a la NBA al gigante lituano de 221 cm.
Inicialmente, los problemas para llevar a Sabas a la NBA, parecían circunscritos a la situación geopolítica de la Guerra Fría y el Telón de Acero pero, precisamente la llegada de jugadores como Volkov, Marciulionis o el propio Petrovic a la competición en 1989, hicieron patente que había algo más en la decisión de Sabonis.
Ese «algo más» siempre se ha relacionado con que Sabonis no se sentía físicamente preparado tras sus graves lesiones de talón y rodilla, para afrontar un reto tan exigente como el de la NBA, lo cual es una respuesta bastante verosímil a la pregunta de por qué el pivot de Kaunas no llegó años antes a la NBA.
El papel de Sabonis y Petrovic son dos partes esenciales de aquellos Blazers que pudieron ser una auténtica Dinastía si hubieran podido aprovechar todo lo que tenían en su plantilla.
A pesar de no contar con las dos super estrellas del baloncesto europeo, aquellos Blazers de Clyde Drexler llegaron a la Final de la NBA en 1990 y en 1992 y a las Finales de Conferencia en 1991.
En su camino para entrar en la historia se interpusieron tanto los Bad Boys de Isiah Thomas en 1990, como los Lakers de Magic Johnson en 1991 y, finalmente, los Chicago Bulls de Michael Jordan en 1992.
Los Blazers estuvieron muy cerca de convertirse en un equipo histórico, en un momento en el que en la NBA, coexistían algunos de los mayores talentos de todos los tiempos.
Dejaron entre otros datos su mejor record de temporada regular, tras conseguir en la campaña 1990-1991 un balance de 69 victorias, por apenas 13 derrotas. Además, ese mismo año consiguieron llevar a tres de sus jugadores al All Star Game, Clyde Drexler, Terry Porter y Kevin Duckworth y, consiguieron que, siete de sus jugadores acabaran por encima de las dobles figuras en promedio en anotación.
En la temporada siguiente, Drexler consiguió ser el segundo jugador más votado en el Premio a MVP de la temporada con 561 puntos por los 900 del ganador, Michael Jordan.
Precisamente Drexler, tuvo que alcanzar el objetivo de ser Campeón de la NBA en 1995, pero en las filas de los Rockets de su otrora compañero en la Universidad de Houston, Hakeem Olajuwon.
La temporada 1992-1993 los Blazers comenzaron un periplo de años en los que pasaron de ser aspirantes al anillo, a ser un equipo en el caía año tras año en la primera ronda de Playoffs hasta que, tras la incorporación de Arvydas Sabonis en la temporada 1995-1996, los Blazers volvieron a las Finales de Conferencia de la NBA en los años 1999 y 2000.
Años más tarde Clyde Drexler dijo de aquel equipo y de lo que habría podido suponer la incorporación de Sabonis en esos años:
«Habríamos ganado cuatro, cinco o seis títulos. Garantizado. Sabonis era tan bueno. Podía pasar, lanzar de tres puntos, tenía una gran visión de juego y dominaba la pintura».
Nunca sabremos que habría pasado con aquel excelente equipo pero, sin lugar a la duda, la incorporación de Sabonis lo habría mejorado aún más y sus opciones habrían aumentado, aunque nunca podremos conocer si hubiera sido lo suficiente como para vencer a los Detroit Pistons de Isiah Thomas, los Lakers de Magic o a los Bulls de Michael Jordan.