La curiosa historia del Draft de Charles Barkley
Si a una fuente inagotable de historias y anécdotas como es el Draft de la NBA, le sumamos a un personaje de la relevancia y extravagancia de Charles Barkley, el resultado puede ser una situación cuando menos rocambolesca. Como no podía ser menos, Sir Charles, dejó para la historia una de esas situaciones curiosas que merecen ser recordadas.
Tras pasar tres años en la Universidad de Auburn Barkley decidió dar el salto a la NBA para empezar su carrera profesional. El problema de aquella decisión era que se embarcaba en uno de los Draft con más talento de la historia de la liga estadounidense.
En aquella camada, llegaron a la NBA jugadores que eran super estrellas de la NCAA, como Michael Jordan, Hakeem Olajuwon o, incluso, Sam Bowie y, además otros talentos de reconocimiento más tardío como John Stockton, Othis Thorpe, Alvin Robertson o Sam Perkins.
Realmente para Barkley, era muy complicado subir posiciones en aquel Draft, ya que las primeras elecciones del draft estaban prácticamente decididas entre Olajuwon, Jordan y Bowie y, además, el perfil de un jugador de tan solo 198 centímetros de altura para su estilo de juego y un claro sobrepeso, hacia que las franquicias fueran cautelosas en cuanto a su posible elección.
Finalmente, los Philadelphia 76ers apostaron por él, pero querían a un jugador comprometido con el futuro de la franquicia y por eso le pidieron que para poder elegirle en la quinta posición del draft, debía bajar de peso, concretamente de 285 libras (129 kilos más o menos).
Barkley empezó un programa de trabajo y llegó a reducir su peso hasta las 283 libras(128 kg), pero días antes del Draft se enteró que los 76ers solo podrían pagarle 75.000 dólares por su limite salarial.
El ex de Auburn le dijo a su representante que no había dejado la Universidad por ese escaso dinero y para evitar que los de Philadelphia le seleccionaran, pergeñó un plan rápido tan solo al alcance un personaje como Charles Barkley.
Decidió incrementar su peso para no cumplir las exigencias de los Sixers y que, de esta forma, no le eligieran el draft y que optaran por un jugador más comprometido.
Todo plan tiene que tener un escenario y ese escenario fueron restaurantes de comida contundente como Denny’s, donde a base de desayunos Grand Slam, que no tiene nada que ver con Roland Garros ni Wimbledon, llegó a recuperar un peso superior a las 300 libras. Según cuenta él mismo Barkley 302 concretamente (137 kg).
El plan estaba urdido y únicamente quedaba que en la noche del Draft, David Stern no dijera su nombre cuando los 76ers tuvieran su posibilidad de elección, pero finalmente Barkley no se pudo salir con la suya.
Desde Pennsylvania doblaron la apuesta y mantuvieron su posición de elegir a Barkley, lo cual le dejó totalmente sorprendido cuando David Stern pronunció su nombre y le llevó a pensar ‘Oh, mierda …’, mientras que todo el mundo aplaudía en el Madison Square Garden, escenario del evento.
A partir de aquí, todo es historia y lo que en un principio pensaba Barkley que era una mala jugada del destino, se convirtió en un momento decisivo de su carrera, ya que los problemas de limite salarial de los 76ers venían de que en su equipo había super estrellas del talento de Julius Erving y Moses Malone, siendo este último clave en su desarrollo profesional.
El 3 veces MVP Malone y, uno de los mejores reboteadores ofensivos de la historia, le acogió como pupilo y se implicó con él como mentor para hacerle trabajar y encontrar su peso óptimo, llegando incluso a pesar 250 libras (113 kg).
Sir Charles el día tras la muerte de Moses, reconoció que le llamaba «papá» y que «Nunca entendería como todo un ‘Hall of Famer’ cogió a un chico gordo y vago que venía de Auburn para ponerlo en forma y convertirlo en un jugador de baloncesto»
Aquella etapa fue decisiva para que Charles Barkley abandonara definitivamente su pereza deportiva y se convirtiera en el jugador que llegó a ser MVP en 1993 y, al que se le recuerda como uno de los grandes jugadores y reboteadores de la historia de la NBA, aunque curiosamente, ya nunca pudo dejar de ser apodado, como «el gordo Barkley».