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Ricky Rubio, o como sobrevivirse a si mismo

Ricard (Ricky) Rubio Vives, El Masnou, Barcelona, España, 24 años, también llamado «El niño maravillas», «Tricky Rubio»… o como le llamaba el querido y recordado Ándres Montes «Ricky Business»… sacado de una de las primeras películas de Tom Cruise (Cuantos buenos y grandes apodos nos dejó Montes).
 
Hablar de la carrera de alguien de 24 años parece algo sencillo, porque la gran mayoría de jugadores con esa edad la están empezando a escribir, pero Ricky lleva escribiendo su historia desde los 14 años, 11 meses y 24 días, es decir, 10 años de trayectoria.
 
Ricky ha sido conocido en el mundo de la canasta, desde el principio de los principios, siendo la gran esperanza del baloncesto español, y el jugador con más impacto mediático, desde la aparición de Pau Gasol.
 
Todavía es recordada la gran final del campeonato de Europa contra Rusia en Linares…donde  forzó la prorroga con un triple desde el medio del campo… metió 51 puntos, cogió 24 rebotes, repartió 12 asistencias y robó 7 balones… para hacer ganar a España aquel Campeonato, en aquel agosto de 2005.
 
Cuando la gente ajena al mundo del baloncesto oía hablar del «niño maravillas», se imaginaba un tío de más de 2,00 metros, con una potencia física descomunal, que iba saltando por encima de las cabezas de los otros niños y lo que había en el fondo, era un niño desgarbado, no muy alto, con unos brazos interminables y con un instinto y un conocimiento del juego infinitamente superior a la media.

El depredador de su ecosistema.  

 
La vida de Ricky, desde sus inicios en el DKV Joventut, ha sido algo parecida a la película del «Show de Truman», todos le hemos visto crecer, y hemos ido poniendo en el unas esperanzas, mucho más exigentes que para cualquier otro chaval de su edad.
 
La primera etapa de Ricky Rubio en la «Penya» fue de la mano del maestro Aito García Reneses, una etapa fundamental en su carrera, que le hizo entrar en el mundo del baloncesto profesional de la ACB, con compañeros de la talla de Rudy, Pau Ribas, Pere Tomás, Jelinek, o de viejos y actuales conocidos de la ACB como Mallet (Joventut), Bogdanovic (MoraBanc) o Norel (CAI).
 
Aquel entorno era ideal para seguir haciendo crecer sin presión a aquel niño que hacía despegar de las esquinas a Rudy para hacerle volar con aquellos Alley oops eléctricos.
 
En 2009 empezó lo serio, con el Draft del Madison (NY), donde fue seleccionado en el quinto lugar… detrás de nombres como Blake Griffin, James Harden, y delante de otros como Stephen Curry, Demar DeRozan y de Victor Claver.
 
  
A partir de ahí se desató una guerra de despachos entre el DKV Joventut, los Minnesota Timberwolves, y el Regal FC Barcelona, donde finalmente recaló después de una oferta millonaria de 3,7 millones de euros.
 
De la mano de Xavi Pascual, de 2009 a 2011, se convirtió en un jugador más disciplinado, más táctico, y empezó a conocer la presión de jugar en un grande. La verdad, es que Ricky esos años fue de más o menos, surgiendo serias dudas de la explosión de su verdadero potencial, y de si su carrera iba a ser la del bautizado «Niño Maravillas». 

La etapa del Barcelona fue dura, pero necesaria porque con una cierta retrospectiva creo que a Ricky Rubio le hizo saber que para triunfar iba a tener que sufrir.

 
Allí gano 1 Euroliga, 1 Liga ACB, 2 Copas del Rey y 2 Supercopas ACB… gran botín para 2 años, pero en un equipo donde el peso lo llevaba gente como Juan Carlos Navarro, Basile, Fran Vázquez, Pete Mickeal, Lorbek, Sada… en fin… casi nada.
 
En el verano de 2011, Ricky decidió dar el salto a la NBA, al equipo que a pesar de varias ofertas, nunca había cedido sus derechos los Minnesota Timberwolves.
 
A partir de ahí, la historia sigue viva, una historia en la que Ricky ha seguido sobreponiéndose a si mismo y a las expectativas que todo el mundo ha puesto sobre su magia
 
Ricky llegó al draft de 2009 como una futura estrella y en 2011 la NBA le recibió como el advenimiento del hijo prodigo.
 
La NBA cuida y mima a los jugadores como Ricky, a los que son capaces de hacer cosas diferentes, a los que son originales, a los que saben crear y que conectan con el público.
 
Nadie como Ricky hace levantar a la gente de las gradas con su «No looking pass», el famoso «between the legs»(traducido en España por algún terrorista como Rickycaño), «No look behind the back».. etc… es decir, pases de todos los colores, y de todas las maneras posibles.
 
Ricky sabe que eso gusta, y lo explota cada noche… hay gente que sólo ve los partidos de Ricky para vivir ese momento mágico, en el que se saca de su chistera algo inesperado, y que dibuja una sonrisa de complicidad al espectador que se ha sentado a ver su espectáculo. 

Aquí os dejo un vídeo con algunos de sus highlights…

 

 Toda esta es la parte bonita de la historia que está escribiendo Ricky y que le hace ser tan mediático y uno de los jugadores más conocidos de la NBA. 

 Ese Status, le ha proporcionado a Ricky un contrato de 56 Millones de dolares por 4 años para que haga soñar a la gente de Minnesota.
 
Ahora bien Ricky ha sufrido mucho para conseguir ese status estos 4 años de aventura americana… 
 
El primer año Ricky hizo lo que todo el mundo esperaba, llegar y deslumbrar, llegando a ganar el Rookie del mes de enero de 2012, y participando en el All Star, en el partido de Rookies Vs. Sophomores… en aquel año se ganó el famoso apodo que tanto gustaba a los americanos de «Ricky Rookie Rubio».
 
En Marzo de 2014, llegó la lesión de ligamentos de su rodilla izquierda, y ahí acabó su primera temporada. Esa gravisima lesión llegó en el pero momento, cuando se estaba consolidando como jugador de gran nivel para aspirar incluso al Rookie del año, que finalmente se llevó un señor llamado Kyrie Irving. 

Fue elegido en el quinteto ideal de Rookies.  

Aquella lesión le hizo volver a superarse y estuvo trabajando todo el verano lo máximo posible su técnica de tiro, ya que siempre se le ha achacado ser un jugador poco productivo en ataque.
 
En su segunda temporada Ricky volvió a las canchas a finales de 2012 y  volvió a jugar el All Star de los Rookies Vs. Sophomores esta vez ya como Sophomore.
 
A partir de ahí Ricky, sigue y sigue trabajando, por mejorar sus porcentajes de tiro y su productividad en ataque por seguir siendo unos de los mejores «ladrones» de la liga y por seguir interpretando el espectáculo, como pocos lo hacen cada noche en la NBA.
 
La historia de Ricky podía haber sido la de otro juguete roto del mundo del baloncesto, la de otro jugador excepcional en categorías inferiores pero que se disuelve al llegar a lo profesional.
 
Ricky ha sobrevivido a ser Ricky Rubio quizás lo más difícil que tenía por hacer y sigue creciendo cada día en números y en consistencia.
 
De nuevo esta temporada una nueva lesión intentó truncar su evolución, pero Ricky ha sido capaz de volver a levantarse y a luchar por ser quien está destinado a ser…
 
Esta noche ha firmado su cuatro triple doble… y seguro que  no será el último esta temporada… y que Ricky seguirá luchando y sobreponiéndose a ser Ricky Rubio.
 
 
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