Los Nets, anillo ¿obligatorio?
En la NBA hay dinastías que se construyen en base a decisiones acertadas en la elección de jóvenes promesas y paciencia, mucha paciencia. Otras que tienen un golpe de suerte y, de repente, pueden elegir a la próxima bestia de la década y construir en torno a ella. Sin embargo, en la mejor liga del mundo es cada día más habitual tirar de talonario para encajar a varias estrellas planetarias. Y en esos casos, solo cabe una opción a final de temporada: el anillo. Este año, toda la presión recae sobre los hombros de los Brooklyn Nets.
Kevin Durant y Kyrie Irving llegaron primero y después les acompañó James Harden, convirtiendo a la franquicia neoyorquina en favorita instantánea al título. Este no llegó, pero las casa de apuestas online, como Betfair, les vuelven a colocar como cabezas de cartel. Los Nets son el plantel cuyo anillo supone un menor retorno económico, con Los Angeles Lakers en segunda posición y los Milwaukee Bucks, actuales campeones, en tercera. Golden State Warriors, Utah Jazz y Phoenix Suns, flamantes finalistas, completan el compendio de candidatos máximos a la gloria.
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La apuesta de Durant e Irving fue imponente, puesto que se juntaron en Brooklyn como agentes libres cuando el estado físico de ambos no era el más boyante. Pero quien puso toda la carne en el asador fue James Harden, que abandonó sus Houston Rockets, en decadencia, para buscar de una vez por todas el tan ansiado anillo, ese que sus compañeros de Big-Three ya tienen en su vitrina particular: Kevin con los Warrios y Kyrie con los Cavs, en plantillas tremendas y estupendamente acompañados o liderados por Stephen Curry, Klay Thompson, LeBron James, Kevin Love…
Demasiados contratiempos
El curso pasado, como avanzábamos, la apuesta de los Nets no pudo redondearse. Principalmente por la mala suerte con las lesiones. LaMarcus Aldridge y Blake Griffin se sumaron a la causa, presentando un plantel temible, también para capturar su primer título NBA, pero el primero tuvo que retirarse momentáneamente por problemas cardíacos. Por suerte, recientemente ha recibido el ‘ok’ médico y podrá volver a intentarlo. Griffin no fue el dunker del pasado, pero aportó. Aunque el problema principal fue que Harden, Durant e Irving solamente jugaron ocho partidos juntos durante la temporada regular.
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Todo podría haber quedado en anécdota si el destino no hubiera sido también caprichoso en los playoff. En semifinales hubieron de enfrentarse a los Milwaukee Bucks, sin Irving, lesionado del tobillo, y con Harden lastrado por problemas en la corva.
Aun así, con Durant como líder único, llevaron a Giannis Antetokounmpo y compañía al séptimo partido, pero en la prórroga terminaron hincando la rodilla.
Esta temporada no valdrán las excusas, semejante proyecto permite una temporada de adaptación, nunca dos, por muchos problemas de salud que aparezcan. Por algo las casas de apuestas les ponen el cartel de favoritos, de nuevo, y muchos entienden que el anillo es algo prácticamente obligatorio en Brooklyn. El tiempo, como casi siempre, será juez, jurado y veremos si verdugo de Durant, Irving y Harden.
