Tayshaun Prince o la excelencia en la defensa
Tayshaun Prince es uno de esos jugadores que todo entrenador de la NBA siempre desea tener. El que fuera alero de los Detroit Pistons que acabaron con uno de los mejores Big Four de la historia de la NBA, dejó su impronta en la liga haciendo ese trabajo que no luce, el trabajo entre bambalinas.
Prince es recordado por su actitud introvertida dentro de las canchas y por su juego sobrio y equilibrado.
Jugador de equipo desarrolló la gran mayoría de su carrera en la Ciudad del Motor aunque en la recta final de su carrera hizo sus pinitos en equipos como Grizzlies, Celtics o Timberwolves aunque realmente siempre es y será recordado por ser miembro del gran equipo que formaron los Pistons a principios de siglo.
Aquel equipo duro y de corte defensivo con jugadores como Rip Hamilton, Chauncey Billups o Rasheed y Ben Wallace llegó 6 años consecutivos a las Finales de la Conferencia Este.
El cenit de aquel grupo de jugadores de armas tomar llegó en 2004 y 2005 donde llegaron a las Finales de la NBA con resultado dispar. En 2004 se llevaron el anillo barriendo a los todopoderosos Lakers de Karl Malones, Gary Payton, Shaq y Kobe y cayendo al año siguiente frente a los Spurs en unas finales de infarto con resultado global de 4 a 3.
Aquel equipo llegó a ser lo que fue por el gran equilibrio en su juego sobre todo entre defensa y ataque para lo que el joven y desgarbado Tayshaun Prince fue clave.
En los Playoffs de 2004 siendo ya titular en los Pistons secó al gran Reggie Miller con un tapón mítico en las Finales de conferencia y sobre todo a Kobe Bryant en las Finales de la NBA.
En aquellos días se ganó la fama de gran defensor, pero no de un defensor cualquiera, sino de un defensor de guante blanco.
Su presencia en cuatro segundos mejores equipos de la NBA no fue una casualidad pero lo más espectacular de su calidad defensiva fue que en 312 de los 1017 partidos que jugó en su carrera, no cometió ni una sola falta personal.
De hecho a lo largo de su carrera tan sólo promedió 1.2 faltas por partido disputando 31 minutos por encuentro, lo cual para un jugador de corte defensivo es rozar la excelencia.
Sin lugar a duda un jugador que todo entrenador querría haber tenido.
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