La aventura americana de Zarko Paspalj en la NBA
Una de las inevitables consecuencias del paso del tiempo, es la transformación del mundo en una sociedad distinta, diferente. En ocasiones, no sabemos si el cambio es a mejor o a peor pero, indudablemente, la mutación se produce, tal y como muestra la historia de Zarko Paspalj en su paso por la NBA.
Para contextualizar la curiosa vivencia del jugador yugoslavo (ahora serbio), tenemos que montarnos en el Delorean de Marty McFly y viajar hasta 1989, cuando un Gregg Popovich cuarentón, se enamoraba del juego de una joven estrella zurda de la selección yugoslava.
Por aquel entonces, el hecho de emprender el viaje hacia el sueño americano, era infinitamente más difícil que en la actualidad.
El jugador europeo era una rara avis vista por los estadounidenses exclusivamente en las competiciones internacionales.
En aquella época, las extintas URSS y Yugoslavia, habían sido capaces de superar al baloncesto norteamericano amateur y algunos de los jugadores de aquellos países, se habían convertido en el oscuro objeto de deseo de los scouters más intrépidos.
El contexto internacional hacía que, el posible final de la Guerra Fría y la mejora de las relaciones entre Estados Unidos y la URSS, posibilitaran la llegada de jugadores del entorno soviético a la NBA.
De hecho, en la temporada 1989-1990 desembarcaron en la competición estadounidense cinco de las mayores estrellas de la historia del baloncesto europeo.
Estos cinco fueron Alexander Volkov, Sarunas Marciuliuonis, Vlade Divac, Drazen Petrovic y Zarko Paspalj. En aquel bloque también pudo haber estado Dino Radja, pero problemas burocráticos retrasaron su llegada a la NBA.
Todos aquellos jugadores tuvieron experiencias de lo más diversas pero, entre todas ellas, destacan las de Zarko Paspalj, el jugador al que más difícil le costó la integración en el «mundo occidental» de la NBA.
Las aventuras de Paspalj en Estados Unidos comenzaron con la firma de un contrato como agente libre de 350.000 dólares por una sola temporada, aunque con posibilidad de ampliarse según la evolución del talentoso alero zurdo.
En las primeras semanas cohabitó junto con Gregg Popovich, su principio valedor en la aventura yanqui, lo que les valió para forjar una amistad que ha perdurado a lo largo de los años, a pesar de que el jugador yugoslavo tenía serias dificultades de comunicación porque, a día de hoy, quien más, quien menos, chapurrea palabras en inglés que ha visto y conoce de las películas, you tube, etc… pero, en aquel momento, el mundo soviético era una barrera infranqueable hasta para el lenguaje.
La barrera idiomática inicial y su muy mejorable desempeño defensivo, le hizo muy difícil su incorporación a la dinámica de juego de los San Antonio Spurs pero, curiosamente, esas dos circunstancias no fueron sus mayores problemas.
Si tuviéramos que relacionar sus mayores hándicaps en la carrera hacia el éxito en la NBA fueron los tres siguientes: Sean Elliott, Pizza Hut y el tabaco
Evidentemente, cuando un equipo está en plena reconstrucción y tiene el pick 3 del Draft y lo invierte en un jugador que juega en la misma posición que tú, todo apunta a que lo vas a tener bastante difícil.
Pues eso le pasó a Zarko Paspalj, llegó a un equipo con la necesidad de tener un periodo de adaptación a un entorno desconocido y se encontró que el equipo por entonces dirigido por Larry Brown, había puesto sus expectativas de futuro en esa posición, en un alero de 205 centímetros de la Universidad de Arizona.
Si al mismo tiempo le añades que el otro Rookie del equipo es David Robinson, que llevaban dos años esperándole como agua de mayo y que desde su llegada al equipo se convirtió en el eje de los Spurs, junto a Terry Cummings, pues muy poca gente se acordó de que en el fondo del banquillo había una joven estrella yugoslava que no sabía ni pedir comida en un restaurante.
Precisamente por esto último, llegamos al segundo gran problema de Zarko Paspalj, la alimentación y Pizza Hut.
Para él, la Pizza Suprema de Pizza Hut se convirtió en una comida gourmet ya que era un producto totalmente desconocido y que, a la par, le resultaba muy fácilmente accesible.
Si a eso le sumamos litros y litros de Coca Cola sin control, se llega fácilmente a la conclusión de que ese menú diario no era lo ideal para un buen estado de forma para un deportista de élite, pero esto no era todo.
A esa combinación diabólica de jugadores estrella en tu equipo, barrera lingüística, escasa defensa y comida desastrosa, se le añadió otro problema más, quizás el más grave.
Zarko Paspalj era un fumador empedernido de tres cajetillas diarias… es decir, ni más, ni menos, que 60 cigarros al día… normalmente.
Este dato, que a día de hoy es dramático, hay que contextualizarlo porque el tabaco, lamentablemente, no se veía en aquella época como el problema que es a día de hoy.
En los 80’s y 90’s, el tabaco estaba asociado a la figura del ganador, del jinete que campa por el salvaje oeste fumando un Marlboro.
La sociedad no sabía que el tabaco perjudica muy seriamente la salud y que es una adicción que se ha cobrado y cobra millones de vidas a lo largo y ancho del planeta.
Antes, no era extraño ver a un deportista de élite fumando y, particularmente, en los países soviéticos donde prácticamente fumaba todo el mundo y se veía con plena normalidad.
No era algo fuera de lo común ver a Arvydas Sabonis, Vlade Divac o Dino Radja echándose un cigarrillo en algún momento pre y post partido, incluso dicen las malas lenguas que, durante los descansos, como también se decía de Tommy Heinsohn, otro fumador empedernido así definido por el propios Red Auerbach.
Como curiosidad y para que veamos cómo ha cambiado el mundo, incluso el mítico Bob Cousy, que siempre negó que fumaba en aquella época, anunciaba los Cigarrillos Kent con una imagen de un partido de baloncesto.
Con todos estos antecedentes y con la cierta normalidad del tabaquismo en aquella época, imaginaros el nivel que debía tener Zarko Paspalj para que los Spurs tomaran una de las decisiones más insólitas en la historia de la NBA.
El 12 de enero de 1990, aprovecharon la presencia del equipo en Boston para jugar un partido y le enviaron a Cambridge, Massachusetts, para que un hipnotizador tratara su tabaquismo.
En teoría el tratamiento funcionó, pero por muy poco tiempo ya que casi le creó una adicción mayor a un sustitutivo como el chocolate, que conseguir quitarle de echarse sus cigarrillos.
El resultado de todo aquel proceso fue una experiencia muy breve en la NBA, con tan solo 28 partidos jugados en la NBA y un record de anotación de 13 puntos.
Los San Antonio Spurs de Larry Brown no le necesitaban, de hecho, se convirtió en una carga y le cortaron días antes del inicio de los Playoffs.
El talento descomunal de Zarko Paspalj no encajó en la NBA como jugador, ni como estilo de vida, por lo que al año siguiente volvió al baloncesto FIBA a seguir cosechando éxitos con sus clubes y su selección.
Fue parte esencial de esencial de la medalla de bronce de Yugoslavia en el Eurobasket de 1987, de los Oros de 1989, 1991 y 1995, de la medalla de Oro del Mundial de 1990 y de las platas Olímpicas en Seúl 1988 y en Atlanta 1996.
Extradeportivamente, Paspalj ha tenido muchísimos problemas de salud derivados de patologías cardiacas, por sus malos hábitos y su estilo de vida y sigue manteniendo su amistad con Gregg Popovich.
Al final las adicciones pueden doblegar y limitar al mejor talento, incluso con un jugador del excepcional talento de Zarko Paspalj, ¿os imagináis a donde podría haber llegado?
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