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La frase que cambió la vida de Charles Barkley

La historia de la vida personal y profesional de Charles Barkley se podría resumir, grosso modo, como la de un jugador sumamente peculiar.

Evidentemente, su personalidad extravagante (por decirlo de alguna manera) y su comportamiento un tanto díscolo, podría dar para llenar hojas y hojas de historias y anécdotas de lo más variopintas pero, en este caso, vamos a centrarnos en su físico que, cómo no, también es muy peculiar para un jugador de su estilo y rol de juego en la NBA.

Su altura, 198 centímetros, era la de un escolta como por ejemplo Michael Jordan, pero su peso y fuerza (en la época de jugador) de 114 Kg, era la mezcla equivalente de un ala pívot con la fuerza y peso de Karl Malone de 208 centímetros y 113 kilos y, la de Hakeem Olajuwon, un pívot de 213 centímetros y 115 kilogramos.

A esta extraña proporción, se le puede añadir que su estilo de juego era un híbrido polivalente entre un jugador exterior e interior, con una especial habilidad en el juego de debajo de los tableros.

Tan solo un jugador tan atlético como Elgin Baylor y en la década de los 60’s, tiene una mejor media de rebotes por temporada que Barkley en el rango de los jugadores más bajos de 2 metros pero, con la diferencia, de que Sir Charles sí que consiguió ser máximo reboteador de la NBA en una temporada (1986-1987), mientras que Baylor fue superado todas las temporadas de su carrera, aunque fue por Bill Russell y Wilt Chamberlain, los mejores de la historia en este apartado.

Inevitablemente la siguiente pregunta es, ¿cómo llegó Charles Barkley a ser un jugador con estas características tan especiales?

Según relató su propia madre, Charcey Glenn, en una entrevista a Mike Bruton de Knight-Ridder News Service referenciada el 18 de febrero de 1987 en Los Angeles Times, todo se fraguó en su primer año en el Instituto Leeds de su Alabama natal.

Charles Barkley en su primer año en Leeds High School
Charles Barkley (centro) en su primer año en Leeds High School

Aquella primera temporada, Barkley la vivió básicamente desde el banquillo, ya que apenas media 177 centímetros pero pesaba 100 kilos, una proporción de difícil gestión para un baloncesto tan atlético, como el que se juega en esas etapas de formación.

Su entrenador, Billy Coupland, le dijo que si quería jugar la siguiente temporada tenía dos opciones, crecer y hacerse más alto, o que saltara mucho más alto de lo que lo hacía en ese momento.

La respuesta a ese frase lapidaria del entrenador fue, según las palabras de su propia madre: «Se obsesionó con el baloncesto. No tenía tiempo para nada más que correr, hacer ejercicio y jugar baloncesto. Eso es todo lo que hizo todo el verano. Corría y corría y corría.»

A lo que añadió, en este caso, la abuela de Sir Charles: «Teníamos una cerca de alambre de unos cinco pies de altura, y él saltaba de un lado a otro. Quiero decir con los pies planos. Y lo hacía una y otra vez, tal vez 15 o 20 veces. Luego descansaría y lo haría de nuevo. Lo hacía casi todos los días. Creo que saltar tuvo mucho que ver con su crecimiento ese verano».

De hecho, Barkley se presentó al año siguiente con una altura de 188 centímetros y con un peso significativamente inferior pero, sin haber perdido su fuerza, y habiendo mejorado mucho su velocidad.

Leeds High School 1981
Charles Barkley (34) junto al entrenador Billy Coupland en su último año en Leeds H.S. (1981)

Aquella nueva versión del joven Charles Barkley llevó a su Instituto a la final estatal y, sobre todo, a que fuera visible para los ojeadores de las grandes universidades del país.

El momento clave llegó en un partido que le enfrentó con Bobby Lee Hurt, el mayor talento deportivo de Alabama en aquel momento, que medía 206 centímetros y corría los 100 metros en menos de 10 segundos, y contra el que Barkley anotó 26 puntos.

Un ojeador de la Universidad de Auburn llamó corriendo al entrenador Sonny Smith y le dijo: «Sonny, no vas a creer esto, pero hay un tipo gordo aquí que puede jugar como el viento», a lo que Smith contestó: «Tienes razón. No lo creo»

Barkley siguió creciendo en la etapa universitaria en altura los 198 centímetros y en peso… hasta los 129 kilogramos, lo que le costó, por ejemplo, que Bobby Knight prescindiera de él, en los últimos Trials previos a los Juegos Olímpicos de 1984.

Lo más curioso de toda esta fama que se creo de jugador gordo de Charles Barkley era realmente incierto, ya que su índice de grasa temporal era bastante bajo, pero su físico mostraba otra imagen.

Charles Barkley en Auburn
Charles Barkley en Auburn en 1983

Tras ese nuevo rechazo en el Team USA, Charles Barkley volvió a conjurarse para seguir mejorando su juego y tras ser elegido en el Draft de 1984 en la quinta posición del Draft, comenzó su carrera en la NBA con los Philadelphia 76ers, logrando ser nombrado en el mejor equipo de rookies de la competición junto a Michael Jordan, Sam Perkins, Sam Bowie y Hakeem Olajuwon.

A partir de aquí la carrera del MVP Charles Barkley es historia del baloncesto, aunque cabe recordar que aquel talento físico que le lanzó a la fama, Bobby Lee Hurt, nunca llegó a jugar en la NBA y tuvo serios problemas de lesiones durante toda su carrera en al baloncesto FIBA.

Paradojas de la vida y del destino.

 

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