La condena de ser llamado Baby Jordan
Triunfar en la NBA es una cuestión de la suma inevitable de dos factores que tienen son necesariamente indivisibles. Por un lado está el talento del jugador en cuanto a su calidad deportiva y por el otro está la suerte en su más amplio sentido que va desde estar en el equipo adecuado en el momento adecuado como que te respeten las lesiones. Este segundo aspecto hace que grandes jugadores hayan quedado perdidos en el camino hacia el éxito como es el caso del que fue denominado como Baby Jordan.
Ese hombre fue Harold Miner, el que fuera escolta de los Miami Heat durante un breve periodo de tiempo.
El parecido de Miner con Jordan partía de su inmensa capacidad física para volar hacia el aro.
El apodo de Miner fraguó en su años en la Universidad del Sur de California.
Allí el escolta de 1.96 cm realizó tres temporadas a un altísimo nivel promediando 20.6 puntos y 3.6 rebotes en su primer año, 23.5 puntos y 5.5 rebotes en el segundo y por último 26.3 puntos y 7 rebotes por partido.
Su juego atlético no pasó inadvertido y las marcas comerciales también pusieron sus ojos en él.
En el Draft de 1992 dio el salto a la NBA y los Miami Heat se hicieron con los servicios de un potencial gran anotador.
El que fuera llamado Baby Jordan firmó con Nike USA un contrato en exclusiva por 14 millones de dolares nada más llegar a la NBA.
Miner ganaba más dinero de su contrato con Nike que de su ficha. La marca deportiva olió el negocio con el joven jugador nacido en Inglewood pero erró porque no contó con el factor suert que no acompañó a Miner.
El joven jugador zurdo llegaba con cartel de estrella a una liga donde el auténtico Michael Jordan dominaba la competición ganando sus primeros títulos.
Como forma de desvincularse de la presión de un apodo como Baby Jordan cambió el número 23 que llevaba en la universidad por el 32 que utilizaría finalmente en la NBA.
En su año de Rookie no logró ser ni una sólo vez titular, viéndose relegado al banquillo por Steve Smith y Kevin Edwards que se repartieron la titularidad del equipo como los escoltas del equipo.
De hecho en su primera temporada cumplió por las expectativas que se esperaban de él ya que a pesar de jugar tan sólo 19 minutos por partido llegó a promediar 10.3 puntos por partido.
También dejó como destelló el hecho de llevarse el concurso de Mates en 1993, premio tal que repetiría también en 1995.
A partir de ahí la carrera de Baby Jordan fue apagándose por los múltiples problemas y lesiones de rodilla
Sólo jugó tres temporadas más en la NBA siendo la última de ellas ya en los Cavaliers y con un balance de tan sólo 19 partidos disputados con una media de 7 minutos por partido.
Las lesiones le hacían abandonar la competición con tan sólo 24 años.
Miner además debido a su exigente contrato con Nike USA no pudo abandonar el baloncesto norteamericano para buscar fortuna en baloncestos menos competitivos allende los mares.
Realmente también gracias a ese contrato de 14 millones de dolares aproximadamente y los más de 5 millones que ganó como salario en sus cuatro temporada en la NBA el que fuera llamado Baby Jordan organizó su vida con buena cabeza y se dedicó al mundo inmobiliario en Las Vegas donde reside en la actualidad.
Si Miner no hubiera tenido una buena cabeza con el dinero ahora estaría en bancarrota como mucho antiguos jugadores en la NBA.
El talento lo tuvo pero sus rodillas no aguantaron el peso de ser el primer heredero de la carga de ser el próximo Michael Jordan.
[wysija_form id=»1″]