De Petrovic a Doncic… algo más que evolución
Dirk Nowitzki terminó de pulverizar las últimas barreras del basket europeo en la NBA ganando el MVP de temporada en 2007, el MVP de las Finales de 2011 y el Campeonato de ese mismo año siendo el jugador franquicia de los Dallas Mavericks.
El camino de Petrovic a Doncic estaba siendo construido a base de éxitos de jugadores formados en el baloncesto europeo.
En los últimos años jugadores como Goran Dragic, Marc Gasol, Nico Batum, Ricky Rubio, Marco Bellinelli o Rudy Gobert siguieron apuntalando el crecimiento del basket de jugadores formados en Europa de la NBA.
A día de hoy la nueva generación de los Nikola Jokic, Jusuf Nurkic, Dennis Schröder, Porzingis o Antetokounmpo (de explosión tardía) habían elevado ya al jugador europeo al primer nivel de la NBA, replicando Anteto el hito conseguido por Nowitzki de ganar el premio MVP de temporada regular.
Cuando parecía que el basket extranjero en la NBA había alcanzado su techo con el fenómeno griego, llegó Luka Doncic.
El esloveno para muchos en la NBA no tenía el potencial que se le presuponía desde europa, de hecho, así se demostró la noche del Draft de 2018.
Phoenix Suns, Sacramento Kings e incluso Atlanta Hawks perdieron sus posibles derechos sobre Doncic, traspasandole estos últimos a cambio de Trae Young (5 pick) y una primera ronda del Draft de 2019 (Cam Reddish)
Doncic gustaba pero no convencía por cuestiones como su teórico exceso de peso (98 kg) para un jugador de su rol y altura (201 cm)
Lo que no habían tenido en cuenta esos técnicos y scouters era que esa morfología bien gestionada le daba una gran ventaja sobre la cancha.
Su altura junto con su fuerza le permitían desde jugar poder al poste bajo, como poder lanzar con cierta ventaja sobre sus rivales directos por la altura junto con un trabajado step back, e incluso poder aguantar bien el impacto contra jugadores de mayor talla en las penetraciones.
La cuestión era que Luka podía hacer todo esto y además tenía fundamentos ofensivos variados, creatividad en la creación de juego, acierto en el tiro y capacidad de liderazgo, todo ello cultivado en los años de competición en Europa, donde se terminó convirtiendo junto a Sergio Llull, en el jugador de referencia del Real Madrid.
Con el Madrid se convirtió en 2018 en MVP desde de la liga ACB, hasta de la Final de la Euroliga, pasando por el propio MVP de la competición europea de clubes.
En su primer año en la NBA consiguió ganar el Premio a Rookie del año frente a un gran Trae Young (otro superclase) y mostró a la NBA que Wonderboy había llegado a la NBA para luchar por ser el mejor jugador del mundo.
Esta frase que sonaba a locura hace un par de años, se ha convertido en una seria posibilidad porque Doncic ha destapado el tarro de las esencias… y no son pocas las que tiene.
Si las lesiones se lo permiten, tiene la posibilidad de ser un jugador de referencia en la historia de la NBA.
Está logrando cifras estadísticas a la altura de los mejores jugadores de todos los tiempos, y lo más importante, ha convertido a su equipo en un conjunto ganador, siendo el auténtico lider de los Mavs.
El baloncesto forjado en Europa ha recorrido en estas últimas décadas el camino de Petrovic a Doncic, y todo parece indicar, que el jugador esloveno elevará el nivel del basket del viejo continente hasta nuevas cotas aún por descubrir.
Más allá de lo deportivo, también las grandes marcas quieren vestirle y se ha convertido en el objeto de deseo de las mayores firmas deportivas.
El futuro del mundo del baloncesto se llama Luka Doncic.
