¿Por qué se llaman Toronto Raptors?
El deporte es un idioma universal que repite sus patrones en todo el mundo. En casi todas las ciudades importantes encontramos entidades deportivas centenarias o con una larga trayectoria que nos ayudan a entender incluso la idiosincrasia de un determinado territorio.
En el caso europeo uno de los deportes más trascendentes es el fútbol, pero en el territorio americano la escala cromática deportiva presenta muchos más colores. Y uno de los tonos que más brilla es el baloncesto, deporte al que estamos abonados en nuestra web.
El baloncesto se vive con verdadera pasión en todos los sectores audiovisuales, tanto en la televisión, con audiencias millonarias; como en internet, donde se compaginan las retransmisiones con otras actividades predictivas.
El basket ofrece muchas cuotas en relación a sus partidos, y algunas casas ofrecen bonos, como los que se pueden ver en Oddschecker, para entrar en este universo con diversas bonificaciones. Como vemos, se trata de un deporte muy accesible y con muchas actividades asociadas a su existencia.
Pero hoy no queremos hablar del deporte en sí, sino que queremos analizar la trayectoria histórica de una de las franquicias de la NBA que ha estado en boca de todos este último año, hablamos nada más y nada menos que de los Toronto Raptors, los vigentes campeones de la NBA.
Los equipos de basket estadounidenses se identifican por su equipación, su palmarés, sus jugadores franquicia y sobre todo -como es obvio- por su nombre. Hoy queremos contar la historia que se esconde tras los Raptors de Toronto.
¿Por qué adoptaron este animal y lo hicieron insignia de la entidad? Seguidamente lo descubriremos.
El punto inicial de los Toronto Raptors
Para encontrar el punto de origen de esta historia hay que ubicarse en la década de los años 90.
El equipo se fundó concretamente el 4 de noviembre de 1993, cuando la NBA decidió aumentar sus fronteras y posibilitar que franquicias foráneas pudieran inscribirse en la competición. Esto es lo que ocurrió con el equipo de Toronto, constituyéndose como el vigésimo octavo equipo de la competición.
El club era el segundo equipo profesional de la ciudad después de la desaparición de los Toronto Huskies.
Este primer equipo solo disputó una temporada como profesional antes de su desaparición, tenían como sede el Maple Leaf Gardens y fue disuelto en 1947, un año después de su fundación.
Con la creación del nuevo equipo de la ciudad se planteó una dicotomía: ¿seguimos el espíritu del primer equipo u optamos por un nuevo camino?
La segunda tesis triunfó, sobre todo por una cuestión pragmática: el logo de un hipotético Toronto Huskies se confundiría con el logo de los Minnesota Timberwolves. Habría pues que constituir una nueva identidad.
Para hacerlo se presentó una convocatoria nacional para elegir el nuevo nombre del equipo. Se podían elegir nombres de todo tipo de animales, existentes y de fantasía, como es el caso de dragones, escorpiones, tarántulas, terriers, etc. No obstante, la elección final del nombre coincidió con un hecho que quizás no tenían previsto.
Llega la Dino-manía
En 1993 se estrenó una de las obras maestras del cine de ciencia ficción, ni más ni menos que Jurassic Park. Aquella película generó una Dino-manía frenética que propició que dos nombres de dinosaurios aparecieran como hipotéticos futuribles.
El primero era el Tyrannosaurus Rex, un dinosaurio del Cretácico conocido por su majestuosidad. Se trataba de un dinosaurio muy potente que en la película aparecía representado como un feroz y voraz cazador, una hipótesis, por cierto, que los paleontólogos aún no han confirmado sugiriendo ciertas teorías que lo presentan como carroñero.
El Rex es, sin duda, el rey como su propio nombre indica, y se convirtió desde ese mismo momento en uno de los dinosaurios más reconocibles.
El segundo dinosaurio que se coló en la elección fue el que finalmente se escogió: el velociraptor, conocido con el apodo de raptor.
Su estilo encajaba perfectamente con el de una franquicia de baloncesto. En la película de ficción aparecen representados como animales ágiles, veloces y letales. Con una inteligencia destacable y una manera de cazar en grupo que encajaría con el espíritu deportivo. Con todo, hay un elemento que mucha gente obvia que seguidamente expondremos.
Los velociraptores que aparecen en Jurassic Park no son raptores como tal, sino que son otra especie diferente conocida como Deynonychus.
Los raptores que aparecen en la obra de ficción tienen la estética del dinosaurio anteriormente citado, ya que los raptores eran mucho más pequeños, ágiles y menos imponentes en relación a la escala humana (0,5 metros de altura). El nombre de velociraptor es mucho más comercial y por ello se utilizó.
Dejando de lado este inciso científico, la propuesta fue recibida con entusiasmo y finalmente se aprobó como nombre definitivo.
El éxito estaba asegurado gracias a la buena acogida que había tenido la película, y de rebote se planteaba también una estrategia inteligente.
La película gustó sobre todo al público juvenil y de edad adulta.
El nombre ayudaría también a crear una base de fans a largo plazo que habrían crecido con la película. Eso es lo que pensó la directiva de ese momento, y con el tiempo se puede asegurar que esta elección resultó todo un éxito, ya que se convirtió en uno de los equipos más carismáticos; como mínimo a escala nominal.
El raptor rojo que aparecía en el logo de los 90, que ha sido sustituido recientemente por otro muy diferente, planteaba algunas características físicas que diferían de la realidad. Ahora todos los paleontólogos saben que los raptores presentaban una apariencia externa similar a la de las aves, con plumas totalmente desarrolladas.
Esta estética escamosa tan popular en el cine es ya un elemento más de fantasía que de realidad. Puede ser uno de los motivos que hayan propiciado el cambio de escudo. Lo que sí está claro es que el equipo sigue presente en la competición como una de las franquicias más en forma de la actualidad.
Está por ver si los Toronto Raptors podrá repetir los éxitos espectaculares que ha conseguido este curso.
Lo que sí es seguro es que la ciudad de Toronto quedó asociada para siempre a los dinosaurios, y más concretamente a los populares y queridos raptores de Jurassic Park.
Steven Spielberg puede estar bien orgulloso de su creación. Una adaptación magistral de la obra de Michael Crichton que aún hoy en día sigue siendo totalmente referencial, y es que por muchas secuelas que aparezcan en el mercado, ninguna podrá alcanzar la incidencia social que consiguió la primera.
Pocos films tienen el honor de dar nombre a todo un equipo de baloncesto.