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Stephon Marbury y la búsqueda de la felicidad

La felicidad es un concepto subjetivo. Con esa frase palmaria, podemos empezar la historia de la incesante búsqueda de la felicidad de Stephon Marbury, uno de esos grandes jugadores que jamás se conformó con el éxito que tenía y siempre lucho por encontrar ese lugar mejor que le hiciera ser feliz dentro y fuera del baloncesto.

Stephon se crio en las calles de Brooklyn, donde creció jugando al baloncesto más underground y alcanzó el éxito y la fama deportiva en el Abraham Lincoln High School de Coney Island, lo que le sirvió para poder dar el salto a una gran universidad como Georgia Tech y, posteriormente, poder ser elegido en la cuarta posición del Draft de 1996.

Marbury con la camiseta de Lincoln High
Marbury con la camiseta de Lincoln High

¿Os suena esta historia? Si habéis visto la película de He Got Game dirigida por Spike Lee y protagonizada por Denzel Washington y Ray Allen, el jugador que fue la fuente de inspiración de la historia fue el propio Marbury, tal y como reconoció el propio Director años más tarde. De hecho, Marbury aun sigue molesto con Spike Lee porque nunca se puso en contacto con él o, con su familia, para hacer un relato más veraz de su historia, ya que la dramatización de la relación familiar de la película, no tuvo nada que ver con la situación real del jugador y llevó a muchos equívocos sobre su vida personal

Volviendo a la llegada de Marbury a la NBA, fueron los Milwaukee Bucks los que le eligieron en la cuarta posición del Draft de 1996, para inmediatamente traspasarle a los Timberwolves a cambio de precisamente su alter ego cinematográfico, Ray Allen elegido por los de Minnesota en el mismo draft, y una primera ronda de 1998.

Aquel Draft de 1996 fue uno de los mejores de la historia con jugadores legendarios de la talla de Kobe Bryant, Allen Iverson, Steve Nash, Ray Allen, Antoine Walker, Pedrag Stojakovic y, cómo no, Stephon Marbury.

Los primeros años en Minnesota fueron deportivamente muy buenos, formando un gran dúo de talento joven con el futuro MVP, Kevin Garnett. Con ambos jugadores sobre la cancha, Flip Saunders en el banquillo y Kevin McHale en los despachos, los Timberwolves consiguieron meterse en playoffs por primera vez en su historia, justo el mismo año de la llegada de Marbury.

Cayeron en primera ronda frente a los Rockets, pero aquel equipo había dado un paso adelante en su crecimiento deportivo de la mano de dos jugadores con roles muy distintos sobre la pista, pero que se complementaban a la perfección. El éxito fue tal, que esa misma temporada, Kevin Garnett se convirtió en All Star por primera vez en su carrera.

La temporada siguiente las cosas siguieron por el mismo camino, Kevin Garnett volvió a ser All Star, los Timberwolves mejoraron su balance de temporada y se volvieron a clasificar para playoffs, cayendo de nuevo en primera ronda, esta vez, frente a los Supersonics por tres a dos.

Marbury y Garnett con la camiseta de los Timberwolves
Stephon Marbury y Garnett con la camiseta de los Timberwolves

El futuro de los Timberwolves parecía prometedor, pero en aquel equipo ya no había dos estrellas, había un gran jugador como Marbury y una super estrella eclipsante como Kevin Garnett, ya consolidado como All Star de la liga. Esta deriva no ayudó precisamente a mantener el status quo en el equipo de Minnesota.

El punto de inflexión llegó en la temporada del lockout de 1998-1999, donde Kevin Garnett, firmó uno de los mayores contratos de la liga, lo cual le convertía automáticamente en el jugador franquicia de los Timberwolves

Ese rol de ser el Robin de Batman, no le gustó precisamente a Marbury y a mitad de temporada forzó su traspaso poniendo rumbo a los New Jersey Nets, donde alcanzó su ansiado éxito individual siendo nombrado All Star en 2001, pero fracasó en lo colectivo, dejando a los Nets siempre fuera de Playoffs.

Al inicio de la temporada 2001-2002 fue traspasado a los Phoenix Suns junto Johnny Newman y Soumaila Samake a cambio de Chris Dudley y Jason Kidd, lo que produjo un efecto espectacular a los Nets, que pasaron de no estar en playoffs a jugar dos finales consecutivas de la NBA y, sin embargo, lo Suns se siguieron quedando en tierra de nadie.

Los años de los Suns fueron curiosamente muy similares a los de los Nets, Marbury volvió a ser All Star con grandes números y siendo reconocido como una gran estrella de la liga, pero tan solo se clasificaron una vez para playoffs y cayeron en primera ronda.

Stephon no terminaba de encontrar su lugar y en verano de 2020 fue traspasado al equipo donde siempre quiso estar, los New York Knicks de su ciudad natal.

Curiosamente, los Suns, como en el caso de los Nets, pasaron de no estar en playoffs a jugar las Finales de la conferencia oeste en 2005, lo cual o habla muy mal del baloncesto de Marbury, o muestra una cierta mala suerte que le llevaba al lugar menos adecuado, en el momento menos oportuno.

El promotor de la apuesta por Marbury fue Isiah Thomas en su rol de ejecutivo, lo cual me lleva a optar por la opción de que Stephon Marbury tuvo muy mala suerte en la NBA.

En Nueva York, se formó la tormenta perfecta, Isiah Thomas gestionando en los despachos y Larry Brown dirigiendo en el banquillo. ¿Qué podía salir mal?… pues todo.

Marbury y Larry Brown tenían una relación pésima, desde la Tragedia griega del Team USA en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Los estadounidenses estaban dirigidos por Larry Brown y su asistente era Gregg Popovich.

Las cosas empezaron mal desde el primer día ya que, en la primera reunión del equipo, cuando se habló de como contribuirían cada jugador al colectivo, Marbury dijo que era importante que no olvidaran divertirse, a lo que Brown le contradijo con una carcajada y con la frase irónica «Este chico. Está hablando de divertirse».

El ambiente era tan malo, que Marbury en una entrevista a The New Yorker en Abril de 2020, contó que Larry Brown le envió a Popovich para decirle que iban a decir que tenía una lesión en la rodilla para enviarle de nuevo a Estados Unidos, lo cual indignó a Marbury tanto como para enfrentarse cara a cara con él pidiéndole explicaciones y llegando al pacto de seguir en el equipo sin mayor implicación, ni problemas.

De nuevo, por los caprichos del destino, Marbury sólo jugó un gran partido en aquellos juegos olímpicos, los cuartos de final frente a la España de Pau Gasol y Juan Carlos Navarro, que llegaba invicta a esa fase y que cedió por tan solo 8 puntos frente a los norteamericanos. Stephon anotó 31 puntos decisivos.

En resumen, según el sentir de Stephon Marbury, los juegos de Atenas 2004, fueron los 38 peores días de su vida.

Todos estos enfrentamientos se convirtieron en vox populi en la NBA, pero en la temporada 2005-2006, Isiah Thomas decidió fichar a Larry Brown para dirigir a los Knicks, es decir, el General Manager del equipo, acababa de contratar a un entrenador, que era el enemigo acérrimo de su jugador franquicia.

Marbury y Larry Brown con evidente…” mal rollo”
Marbury y Larry Brown con evidente…” mal rollo”

Obviamente, el resultado fue catastrófico, los Knicks estaban fuera de control y se convirtieron en uno de los peores equipos de la liga.

Larry Brown fue despedido al final de la temporada y Thomas también tomó el mando del banquillo.

El resultado fue todavía peor, haciendo del entorno de los Knicks un escenario dantesco, con el propio entrenador y manager implicado en un caso de abuso sexual y con un equipo en el que se llegaron a reunir en la temporada 2007-2008, el propio Marbury, Eddy Curry, Zach Randolph, Renaldo Balkman, Jamal Crawford y Nate Robinson. Aquel equipo era el camarote de los hermanos Marx, en versión pandillera.

Marbury había alcanzado ya la treintena, pero no había conseguido triunfar y las cinco últimas temporadas en los Knicks había llegado a tocar fondo.

Tenía los perores resultados posibles y, además, su juego individual ya no era el que había sido en los años de los Nets, los Suns, o incluso en las primeras temporadas en Nueva York.

La etapa de los Knicks se cerró prácticamente en rebeldía por parte de Stephon y fue cortado el 24 de febrero de 2009. Tres días más tarde firmaría como agente libre por los Celtics de su antiguo compañero Kevin Garnett.

Su papel en los Celtics fue meramente testimonial y el equipo, en aquel momento Campeón de la NBA de 2008, cayó en semifinales de conferencia.

Los de Boston, le ofrecieron un nuevo contrato de veterano para la temporada siguiente, pero la etapa de Marbury en la NBA había finalizado. Necesitaba empezar de cero, emprender un nuevo camino, reiniciar su proyecto deportivo y lo consiguió emigrando de la liga estadounidense.

En enero de 2010, Stephon Marbury fichó por los Shanxi Zhongyu Brave Dragons de la CBA China y comenzó allí una segunda etapa de su carrera deportiva

Stephon no era el primer exjugador de la NBA que jugaba en la liga China, pero a diferencia de otros, él no iba a ganar dinero un par de temporadas antes de colgar las botas, sino que iba a competir, a ganar y a encontrar la felicidad y el éxito jugando al baloncesto que siempre había buscado.

Pasó 9 temporadas en total en la CBA China, donde se convirtió en una leyenda de aquel baloncesto, tras ganar tres campeonatos con los Beijing Ducks.

Marbury levantando la Copa de Campeón con los Beijing Ducks
Marbury levantando la Copa de Campeón con los Beijing Ducks

Durante esas 9 temporadas rechazó varias ofertas para volver a la NBA, como la que le realizó en 2012 su antiguo conocido de lao Timberwolves, Kevin McHale, que le ofreció incorporarse a los Rockets en la 2012-2013.

Stephon Marbury encontró su lugar y su felicidad en China, donde aparte de dar su mejor baloncesto, recibió el cariño y reconocimiento que siempre había buscado, convirtiéndose en un deportista histórico de aquel país, siendo erigida una estatua suya frente al estadio de los Beijing Ducks.

Tiene reconocida la residencia permanente en China, le dieron las llaves de la ciudad de Pekin y está integrado plenamente en la cultura China, teniendo incluso un papel clave en la mediación del envío de mascarillas a Estados Unidos para frenar el Covid 19.

Marbury encontró su felicidad en China, mucho más allá de las canchas de la NBA, lo cual parece extraño para un chaval que se crio jugando al baloncesto en Coney Island, pero como él dice «Dios tenía un plan para mí. Y me siento muy cómodo donde estoy ahora». Un auténtico ejemplo de no rendirse en la búsqueda de la felicidad deportiva y personal.

Marbury durante la interminable ovación de su despedida del baloncesto en China
Marbury durante la interminable ovación de su despedida del baloncesto en China

 

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