La insoportable levedad de ser Dwight Howard
Cuando te pones a escribir un artículo sueles estructurar previamente lo que vas a decir sobre el personaje, y a partir de ahí, intentas contar su historia de la forma más amena y objetiva posible. Con Dwight Howard me va a costar serlo porque me tiene un tanto defraudado.
Desde que he leído que volvía a jugar hoy sabía que tenía que escribir de él aunque hace tiempo que lo tenía en cartera pero no quería contar esta historia, de esta manera, porque me sabe mal el camino que entiendo que ha tomado este jugador desde hace 3 o 4 años.
El título de la entrada no es casualidad, o no se me ha ocurrido de forma repentina hace tiempo que pienso que Dwight Howard se ha convertido en un tipo intrascendente con un capital físico sin parangón, pero con una actitud,y una poca seriedad que le ha hecho convertirse en un personaje secundario en la NBA… inmenso potencial, poco carisma en lo deportivo, y un malentendido sentido del espectáculo, y de la profesionalidad.
Howard estaba llamado a ser el pivot dominante de la NBA, un Ewing, un Olajuwon… y a día de hoy, no se como se le recordará a lo largo de la historia, quizás más por sus sainetes en los concursos de mates con Nate «pesadilla» Robinson, quizás por el jugador que llegó a ser en un momento en Orlando… no se… espero equivocarme y que Dwight se convierta al lado de un tipo como Harden en un ganador con una actitud profesional porque tiene la suerte de poder decidir su devenir para la historia.
Comencemos su historia, sin más dilación, partiendo del Howard que admiré… y que espero que vuelva en Houston
Dwight David Howard 211 centimetros de masa muscular, nacido para dominar como depredador en lo más alto de la pirámide alimenticia debajo de los aros… el amo y señor de las zonas.
Elegido número 1 en el Draft de 2004, por los Orlando Magic, tras haber ganado el Naismith ese mismo año, como mejor jugador nacional de High School, llegó a la NBA con tan sólo 19 años, acompañado de unas expectativas de someter y dominar al resto de pivots de la NBA, de ser el nuevo Shaquille O’Neal (quizás también condicionado por el inicio de carrera también en los Magic).
Esa misma temporada, se incoporó a los de Orlando, otro rookie Jameer Nelson, que acompañaría a Howard a lo largo de toda su travesía en los Magic.
Su primera temporada promedió un discreto 12 y 10, de puntos y rebotes, por partido, en más de 32 minutos por partido. Los Magic no llegaron a meterse en el cuadro final, y Howard, perdió el Rookie Of the Year, ante Emeka Okafor. Aquel equipo lo lideraban Steve Francis, y Grant Hill.
Siguió mejorando en sus números, convirtiéndose en el jugador franquicia de los de Florida, y protagonizando ya una temporada 2007-2008 dominante, en la que a parte de ganar el famoso concurso de mates, por el que luego, pasaría a ser apodado «Superman» Howard, hizo unas cifras de 20.7 puntos, 14.2 rebotes, y 2.1 tapones por partido, para que su equipo, dirigido por Nelson, y acompañado de unos productivos Rashard Lewis y Hedo Turkoglu, consiguiera un balance de 50-32, y llegará a los Playoffs cayendo en segunda ronda contra unos Pistons que caerían en las finales de la conferencia este contra los Celtics campeones del Big Three.
Aquel espectáculo de 2008, debió de acabar ahí, y haber quedado para la historia, pero las segundas partes nunca fueron buenas, y no pudo cometer mayor error que asociar su imagen a Nate Robinson… también llamado Kriptonita… en fin… un circo, excesivo, hasta para la NBA.