La insoportable levedad de ser Dwight Howard
La siguiente temporada la 2008-2009 fue otra gran temporada en lo individual, y para los Magic (balance 59-23) como equipo, ya que llegaron de nuevo a las finales de la NBA(no lo hacían desde 1995), cayendo contra los Lakers de Kobe y Pau por un claro 4-1. Fue el cenit de los Magic de Howard.
La base del equipo durante esos años siguió siendo la misma de Nelson, Tukoglu y Rashard Lewis (Repitiendo finales de conferencia en la 2009-2010) incorporándose a lo largo de esos años jugadores como Vince Carter, Matt Barnes y Jason Richardson, y empezando un camino descendente de los Magic que acabaría siempre, con el equipo siendo eliminado en primer ronda.
Durante la etapa de Orlando, Howard fue 4 veces máximo reboteador de la liga, alcanzando un pico de 14,5 rebotes, en su última temporada en Orlando, 2 veces máximo taponador, y siendo nombrado 3 veces de forma consecutiva, Mejor jugador defensivo de la NBA.
Ese fue el mejor Howard conocido hasta ahora, a pesar de los problemas desde la línea de tiros libres (algo que sólo se mejora con el trabajo, y la constancia…). Es revelador el dato de su porcentaje de acierto a partir de 2011, que ha disminuido de un bajo 60%, a un lamentable 50% aprox.
La última etapa de Howard, en los Magic acabó con un cierto lio con el entrenador Stan Van Gundy, y su renovación, para acabar en los Nets, que nunca se produjo.
Un broche final, quizás un tanto feo, a un bonito y productivo ciclo en Florida.
Algo había cambiado en Howard… sus concursos de mates, su exceso de ego, los cantos de sirena de megacontratos de todas las franquicias de la NBA, su continua obsesión por imitar a Sahquille O’Neal y sus excentricidades, su sentido del humor y su simpatía sobreactuada y llevada al límite de lo circense… Dwight, se acercaba cada vez más a su perfil de Superman , y se alejaba más de su papel de jugador defensivo, serio y dominador.
En agosto de 2012, Howard fue traspasado a los Lakers, para formar el Big Four, con Kobe, Pau y Steve Nash, de infausto final, como el Big Four de Malone, Payton, Shaq y Kobe.
Lo que le faltaba al ego y al nuevo Howard mediático, caer en una franquicia, del nivel de los Lakers, donde todo se mira con lupa y donde manda Kobe Bryant.
