El sueño fallido de Hakeem Olajuwon
El recordado discurso de Martin Luther King Jr. «I Have a Dream», ha sido fuente de inspiración de incontables iniciativas que nos hicieran cambiar este ingrato mundo. Algunas han tenido mayor éxito que otras, pero al menos, se ha intentado hacer de este planeta, un lugar mejor. Entre esas personas que han querido cambiar y mejorar nuestra sociedad, nos encontramos a Hakeem Olajuwon, un hombre que fue contracorriente en lo comercial con una curiosa iniciativa que terminó lamentablemente fracasando.
El que fuera pivot de los Houston Rockets decidió promover un modelo de zapatillas que fueran más accesibles para cualquier aficionado al baloncesto.
Olajuwon veía con desasosiego el hecho de que muchos jóvenes anhelaban determinados modelos de zapatillas de precios desorbitados y que se producían continuamente robos, e incluso asesinatos, con el objetivo de poder tener esas zapatillas de marcas como Nike, Adidas o Reebok. De hecho, el pivot de origen nigeriano nunca había trabajado con esas firmas deportivas, llevando modelos como LA Gear o Etonic.
Para ello en 1995, firmó un contrato con la marca deportiva Spalding, conocida principalmente en el mundo del baloncesto por sus balones, con la finalidad de hacer un modelo de zapatillas a un precio mucho más económico que sus competidores, con su imagen comercial.
Aquel modelo de Hakeem Olajuwon fueron unas Spalding homónimas que se publicitaban bajo el eslogan «The Stuff Dreams are made of. High performance, not high Price»
Lo que vendría más o menos a significar «La materia de la que están hechos los sueños. Alto rendimiento, pero no un precio alto»
Hakeem Olajuwon llegó a declarar en aquella época: «¿Cómo puede una madre trabajadora pobre con tres niños comprar Nike o Reeboks que cuestan 120 dólares?» A lo que añadió: “Ella no puede. Entonces, los niños roban estos zapatos de las tiendas y de otros niños. A veces matan por ellos «
Las zapatillas se empezaron a comercializar a 34,99 dólares en grandes superficies como Payless, Wal-Mart y K-Mart y, sin embargo, tiendas especializadas como Foot Locker decidieron no venderlas porque obviamente estarían dilapidando su negocio.
La situación en ese momento era que, Olajuwon, una de las mayores estrellas de la NBA, se estaba enfrentando a toda la industria del calzado deportivo, sacando un modelo de zapatilla y criticando el precio del resto de las principales firmas deportivas bajo la posición moral de intentar permitir acceder a todo el mundo a zapatillas de calidad para jugar al baloncesto.
Sin entrar en la calidad de la zapatillas, que obviamente era inferior a los modelos de alta gama de Nike, Reebok o Adidas, el relato de zapatillas baratas para evitar muertes en las calles, tenía una fuerza social que parecía que tendría un mayor impacto del que realmente tuvo.
El problema principal del sueño fallido de Hakeem Olajuwon es que tan solo pensaba en la practica del deporte, no en todo lo que ya significaba tener un modelo de zapatilla como por ejemplo las Nike Air Jordan.
Quizás por inocencia, quizás por candidez, o quizás incluso por una mala estrategia comercial, la apuesta de Olajuwon fracasó de forma manifiesta, ya que la gente seguía comprando los modelos habituales a los precios desorbitados de siempre y su modelo de zapatilla, a pesar de haber vendido 4 millones de pares según la propia Spalding, se convirtió en sinónimo de zapatilla barata de tienda de descuento.
Las zapatillas de baloncesto representaban status social y cuanto más caras y exclusivas, más eran deseadas. Realmente, el objetivo principal de muchos de los compradores de esos modelos, no era ni destinarlas a jugar al baloncesto.
El peor enemigo de la iniciativa social de Olajuwon, no fueron las marcas competidoras, sino que fueron los propios compradores, que rápidamente tildaron de zapatillas de pobre sus Spalding y, que yo sepa a día de hoy, a prácticamente nadie le gusta parecer pobre.
Además, ningún jugador se sumó al proyecto de Olajuwon y esto hizo que todavía tuvieran menos visibilidad comercial, ya que nadie más aparte de Olajuwon, las había llevado sobre una cancha de baloncesto, sobre todo, cuando ello significaría perder posibles contratos millonarios para estrellas emergentes como Shaquille O’Neal que en aquellos momentos decía frases como esta: «Estoy harto de que todo el mundo me hable de dinero, dinero y dinero. Mira, yo lo único que quiero hacer es jugar al baloncesto, beber Pepsi y calzar unas Reebok».
La batalla estaba perdida, porque ni los propios potenciales compradores de las Spalding, querían llevar las Spalding.
La iniciativa de Hakeem Olajuwon no fraguó y de esta forma terminó el sueño del pivot dos veces Campeón de la NBA, aunque no ha sido el único jugador que ha intentado proyectos similares.
Como curiosidad, años más tarde en se reeditaron las famosas Etonic de Olajuwon, con las que consiguió sus mayores éxitos con los Rockets, alcanzando un precio superior a los 100 dólares y con el paso del tiempo se han ido revalorizando aún más, pudiendo encontrarlas a día de hoy en portales como ebay por alrededor de los 200 dólares.
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